Salte la navegación

Cuando ya parecía que teníamos que conformarnos con seguir usando Android 1.5 en nuestros terminales Hero (por lo menos después del culebrón que se ha cargado HTC para la actualización) aparecieron noticias auspiciosas en el sitio oficial de la empresa. La cosa no daba para esperar mucho:  HTC informaba que aquello era un “preaviso” de actualización. Sin embargo hoy que me he conectado al wifi del trabajo ha ocurrido algo extraño. Primero un aviso de actualización de lo que parecía un empujoncito preparatorio para el siempre rendidor cupcake + Sense (no libre de esos momentos de tensión en los que el mentudito parece haberse vuelto un pisapapeles sexy) y luego un nuevo aviso de “sí, por fin te toca” con todo y trompetas celestiales y el cielo abriéndose en las alturas. ¿Qué si quiero actualizar? ¡Por supuesto! Pero lo mejor no vino hasta que el proceso terminó. Yo he dejado sólo al niño y cuando he regresado me ha tocado ver la luminosa imagen del fondo de pantalla del Eclair con Sense UI. ¡Albricias! Poco a poco voy revisando que le han hecho a mi juguete y descubro con emoción que el OTA no se ha cargado mis contactos (eso lo esperaba por la experiencia con el Eclair del Hero CDMA) pero tampoco ha arrasado con mis tan preciadas aplicaciones. Y para colmo está todo eso de la vista helicóptero y el “pinching & zooming” en los mapas Google (y en otras aplicaciones), el nuevo market y todo lo que ofrece esta versión de Android. Un dato importante es que antes de que todo comenzara se desplegó un mensaje que advertía que el cacharrito es un modelo destinado al mercado asiático (quizá por eso ya he sido tan afortunado en recibir Eclair. Bueno, quien sabe. Quizá muchos otros compañeros ya estén disfrutando de la actualización).

¿Qué he notado de nuevo?

1)      Aplicaciones:

–          Plurk: es algún tipo de red social, específicamente de microblogging (como Tumblr o Twitter). Viene incluído un wigdet.

–          Nueva versión de Quickoffice.

2)      Tuneo generalizado de Sense UI: En colores, widgets, animaciones, etc. El inicio cambia un poco. Primero aparece el mensaje “Hero” y después la pantalla blanca de HTC con el lema “quietly brilliant” (sí, adiós al androide verde que se asoma y saluda). Persiste el patrón de seguridad pero de menor dimensión y con otros datos en pantalla (reloj, carga de batería). El firmware es 2.1-update1.

3)      Flash lite en algunos sitios (como tudou.com).

Bueno, de momento eso. Dejo un vídeo con el experimento…

Los vídeos de Vodpod ya no están disponibles.
Unas fotos y un fragmento de tudou.com (en flash)…

Enlace para ver el vídeo flash TUDOU (Flash)

¿Habrá Froyo?

Nada parece poder alterar la quietud del pueblo de Tres Cruces, Nuevo México. Y si no fuera por los antecedentes del director de esta película (Don Siegel) pensaríamos que va a ofrecernos un soporífero drama o una comedia del montón. Charley Varrick (Walther Matthau) disfrazado de sí mismo (pero anciano) llega hasta las instalaciones del Western Fidelity Bank a bordo de un vehículo en el que va al volante su esposa. Aparecen unos policías que les autorizan a estacionar frente a la sucursal porque el anciano tiene enyesada una pierna. Cuando trata de cambiar un cheque y el gerente le explica que no es posible Varrick finge indignación y en la confusión que provoca él y un par de cómplices sacan sus armas y anuncian que se trata de un asalto. El gerente se pone nervioso y eso hace que Varrick sospeche que oculta algo que va a hallar en un inocente gavetero. Mientras esto ocurre dentro de la sucursal bancaria afuera los policías han regresado. La tranquilidad de tres Cruces acaba cuando la señora Varrick los recibe a balazos. Mata a uno y hiere al otro pero resulta gravemente herida. Y adentro uno de los ladrones muere al recibir un balazo. El resto de la pandilla huye con el botín. Poco después se enfrentan con otros policías. Con una suerte enorme la patrulla en la que van queda inutilizada. Pero la Varrick no llegará mucho más lejos. Varrick y su amigo Harman Sullivan (Andrew Robinson) se escabullen apenas y sólo pueden descansar cuando llegan a la casa móvil del primero. Ahí descubren que no han conseguido un botín cualquiera: Tienen en sus manos más de medio millón de dólares.

¿Qué película combina una persecución implacable, criminales, un asesino inescrupuloso, amoral y desalmado, un biplano y un encubrimiento meticulosamente llevado a cabo?

Si pensaron en «Intriga internacional» («North by northwest»), «No es país para viejos» («No country for old men») o «El grupo salvaje» («The wild bunch») hicieron bien pero dejaron de lado al último de los independientes. En 1973 Don Siegel, el patrón de «Harry el sucio» (Dirty Harry), «El seductor» («The Beguiled») y «Fuga de Alcatraz» («Escape from Alcatraz») -entre muchas otras- dirigió a Walther Matthau, Joe Don Baker, John Vernon y a Andrew Robinson en una película titulada «La gran estafa» («Charley Varrick», 1973).

Varrick entiende que ese dinero caliente no puede traerles más que problemas. Y el mayor de ellos lo representa un matón llamado Molly (Baker) y su Imperial del 67. Pero como dice el promocional de esta muy interesante película setentera refiriéndose a Charley:

«Cuando se le acaba esa estúpida buena suerte, siempre tiene su ingenio para respaldarlo»

Ingenio que no tiene Llewellyn Moss, que también fue con la muerte en los talones hasta que lo atrapó Chigurg, que no tenía un vehículo resistente -como Molly- a pesar de que este último no pudo pillar a Varrick porque él – a diferencia de Grant (o si quieren Roger Thornhill)- es el que va en el biplano.

Y debo decir que sin ser un galán, Varrick -el hombre que engañó a la mafia- sin duda tiene lo suyo con las mujeres. Lo dice la señorita Ford (Felicia Farr):

– Usted es un hombre interesante, Sr. Varrick.

– Duerma, Srta. Ford.

– El último de los independientes.

– Duerma. Sabe que me tengo que levantar temprano.

– No se deje matar.

– Intentaré. Duerma, por favor.

Todavía me está debiendo el sud por el sudoeste.

Varrick, el hombre que engañó a la mafia.

Si me mencionan el Vedado seguramente pensaré en algún libro de Cabrera Infante. Estuve por ahí, precisamente en la plaza de la revolución, al pie del monumento a Martí y tomé unas fotos que ya no tengo junto a una pareja de argentinos que conocí en la playa de Varadero. Contrario a mis instintos entablé conversación con ellos (compartíamos hotel) creo que aprovechando que uno de esos inmaculados vehículos de los cincuenta estaba siendo acicalado ahí cerca y todos los extranjeros nos quedamos mirando el cacharro y a su orgulloso propietario. El era rollizo, calvo, parecido un poco a Pablo Morsa y al Coronel Cañones y más o menos de mi estatura. Usaba una barba de candado como dicen acá -que le iba más a un psiquiatra- y tenía unos ojos enormes y un poco furiosos que coronaban una cejas tupidas. No recuerdo el rostro de ella, pero el de él es inolvidable. Me hablaron del suceso del día siguiente: Había movilización general en la Habana y un millón de personas marcharían por la isla hasta la oficina de intereses de los Estados Unidos demandando que los gringos entregaran a Posada Carriles (un cubano acusado de terrorismo que vivía ilegalmente sus últimos años en Miami y que acababa de ser detenido por la migra: Una verdadera papa caliente). Pienso que debía haber desconfiado un poco más: Los argentinos, que vivían en Canadá y tenían también esa ciudadanía, me proponían ir a la Habana acompañándolos en el vehículo de una persona que debía ir urgentemente a la capital. Los gauchos eran partidarios de Fidel y según me dijeron afiliados al partido comunista canadiense. Unas horas después me ví en uno de esos espaciosos sedanes, con los gauchos, el conductor y un buscavida que por lo que aprecié tenía que ser algo así como un guía para nosotros. Era noche cerrada cuando salimos de Varadero. Daba la casualidad de que ese día Fidel había ordenado (en la isla de aquel entonces todo lo mandaba a hacer Fidel) que estudiantes universitarios ocuparan las gasolineras de todo el país ante la sospecha de un fraude masivo de los empleados. Recuerdo que los fulanos incluso llevaban uniforme. No había ni una luz en todo el horizonte. Sentí miedo de que fuesen a asaltarnos o incluso que los argentinos estuviesen coludidos con nuestros eventuales compañeros de viaje y así me la llevé hasta que dejamos atrás la provincia de Matanzas. Amaneció. El conductor era un gordo bonachón. Tenía un nombre que por supuesto tampoco recuerdo. Algo de origen griego. El buscavida también era robusto y casi no tenía pelo. Por lo que decían advertí que eran como el agua y el aceite: el conductor apoyaba al régimen pero no era un fanático. Iba a la Habana a ver a una hija que tenía hospitalizada y el dinero que le dábamos le caía bien para sus gastos. Su acompañante no escatimaba esfuerzos para echar pestes a todo lo cubano. El vehículo iba de una manera inusitadamente silenciosa. Diría que mejor que un Mercedes. Hay algo con esas vías que llevan a la Habana. A pesar de la vegetación y los exuberantes colores tropicales se ven tristes, como si un imposible otoño se hubiese apropiado de ellas. El efecto era más intenso porque casi ibamos sólos, como flotando. Costaba creer que esa tranquilidad fuese interrumpida tan súbitamente. Si no lo hubiera visto difícilmente podría haber creído que me contaran como fue apareciendo la gente, como nos fue orillando a un rincón al costado del museo de la revolución que no tardó nada en llenarse de gente. Ahí nos apeamos. El conductor se despidió muy agradecido y enfiló a prisa y como pudo rumbo al hospital. Desde esa hora (aproximadamente las once) el ambiente era de fiesta. Había incluso colegiales jugando en las banquetas. La gente salía muy relajada a la calle. Nuestro guía nos acercó al Malecón. Los argentino canadienses iban filmando. Poco después anunciaron que Fidel estaba a punto de llegar. Acto seguido lo hizo en alguno de los helicópteros rusos que sobrevolaron la ciudad. La impresión que tuve fue mayúscula cuando el hombre se dirigió a la multitud desde algún sitio que me estuvo vedado. Imaginen esa voz que todos tenemos presente, en algún sitio a no más de un kilómetro. Y marchamos por el Malecón luego de tomar unas bebidas frías cerca del hermanos Amejeiras (el mejor hospital de Cuba). Sólo seguimos a la multitud unas cuantas cuadras más allá. La oficina de intereses se imaginaba a lo lejos según las indicaciones que me daba el guía. Para escapar del gentío cortamos camino hacia la Habana vieja. Pero ahí también había gente. Incluso algunos bailando y de espaldas al suceso que seguía ocurriendo en el Malecón. Y enfilamos (pienso que por Neptuno o por Virtudes) hacia la plaza central, donde está el imponente hotel del mismo nombre. En el camino pensé que era cierto eso que se decía: Parece que alguien hubiera bombardeado la Habana…y que nadie hubiera recogido. La gente reparaba en nosotros. Me confundían con un mexicano (y yo no los corregía del error). Nos querían vender cosas. Hubo un momento en el que llegamos a una esquina y me quedé mirando un edificio que debió ser suntuoso en la época de Batista y que ahora estaba semiderruido. Sólo una de sus ventanas lucía impecable. Y precisamente de ahí nos miraban unos ancianos que eran como flores saliendo del cemento. Recuerdo que después llegamos a las inmediaciones de la catedral y «La bodeguita del medio» (donde iba el gringo ebrio ése que escribió «El viejo y el mar«). Pero nada de eso me interesaba. Y el guía, cansado de nosotros y sin saber como complacer mi pedido de localizar un baratillo, un mercado de pulgas en el cual complacer un pedido de mi hermano (el guía me dijo: «Todo está cerrado por el feriado nacional, nadie puede salir a vender, nadie puede salir a hacer nada…») nos fue llevando hacia el «Canal de Entrada» a la bahía de la Habana, sitio donde nos mostró a lo lejos la fortaleza de San Carlos y el Morro. Y cuidándose de miradas ingratas y oficiales celosos de su deber nos fue acercando a unos asientos pegados al canal donde nos ordenó reposar y procedió a abrir unas viandas que llevaba envueltas en un sayal un poco deteriorado. Ahí, de espaldas a la Habana vieja, con un cubano escéptico y cínico que acabo de recordar que se llamaba Orlando (el furioso, por supuesto), con los argentino-canadienses afiliados al partido comunista (él era electricista, Néstor me parece) sin saber que poco despúes seríamos las únicas personas delante del monumento a Martí y el mural del Che -ahí, en la Habana que tanto había imaginado- gozamos de una excelente langosta con arroz que hasta entonces aquel bellaco había cargado.

Lugares por los que paseamos en la Habana.

(Nota: La marcha en cuestión ocurrió el 24 de enero del 2006. No he podido confirmar si Posada Carriles sigue vivo).

Año 2087. Una cápsula es abordada por un misterioso personaje. En el cuarto de control una operadora comienza la cuenta regresiva. La cámara nos deja ver que el artilugio absolutamente retro será enviado ni más ni menos que al año 1966. Instante de tensión que no es difícil de anticipar: tres segundos antes del «t-minus zero» irrumpen unos malencarados que tratan de detener el conteo. Y casi lo logran de no ser por la operadora que se libra de uno de ellos y aprieta los botones indicados. La cápsula desaparece. Luego un detalle invaluable, porque va a aparecer en medio de lo que probablemente haya sido un set semiderruído de un pueblo del viejo oeste. Poco a poco nos informan que el viajero del tiempo es un cyborg que debe disuadir a un científico (cómicamente llamado Dr. Sigmund Marx) que está a punto de divulgar un descubrimiento que cambiará el futuro…para mal. A muchos eso les recordará la trama de otra película B llamada Terminator. La diferencia es que Garth (el cyborg) no ha regresado en el tiempo para matar y sólo se limitará a aconsejar al por lo demás bien intencionado científico. Por supuesto los malvados de su tiempo no lo dejarán tranquilo y gracias a otra cápsula harán aparecer en escena dos esbirros dedicados a atormentarlo.

Esa era la ciencia ficción de aquellos años. Una que obligaba cierta inocencia de parte del espectador para pasar por alto las deficiencias asociadas a tan bajo presupuesto. En mi caso la música y la escasez de luz provocaban un efecto incomparable (como si viera la película por lapsos, y sólo a través de un pequeño orificio hecho en algo en perpetuo movimiento). Me refiero -por supuesto- a las primeras veces que ví Cyborg 2087 (en la versión televisiva).

Garth pasa las de Caín tratando de ubicar al Dr. Marx. Incluso se da tiempo para tener unos dudosos queveres con la ayudante del doctor al tiempo que afecta sustancialmente la paz del pequeño pueblo donde curiosamente ocurre la acción. Pero nada lo detiene. Ni siquiera la certeza, que tiene el buen gusto de explicarnos en pantalla, de que el premio a sus acciones será esfumarse, y desaparecer (eso sí que no cuadra, pero él insiste en explicarlo) de la memoria de quienes lo ayudan. Todo por cambiar la realidad del año que da origen al título.

Vale la pena buscar más películas de estas sobretodo ahora que nos dicen que viene tanto mamaracho basado en los éxitos de ayer (por ejemplo «Furia de titanes«). O ver «Los Invasores» hasta desfallecer.

Según el señor presidente del estado plurinacional  la hoja de coca «es medicina y alimento». Y esto de alimento me suena más a la cuarta acepción del término según la RAE, es decir:

«Sostén, fomento, pábulo de cosas incorpóreas, como virtudes, vicios, pasiones, sentimientos y afectos del alma.»

Porque en cuanto a vehículo que aporte sustancias nutritivas al organismo eso sólo se cumple si el uso ritual de la definición anterior se extendiera a la vida diaria. El «pábulo de cosas incorpóreas» puede hacer una muy significativa mitología reinvidicatoria pero no recuerdo haber degustado jamás una lawa (una especie de sopa) de coca o una ensalada de hojas y frutos tiernos de coca, o pan reforzado con las hojitas de ese arbusto u otras exquisiteces de la culinaria nacional hechas a base de Erythoxylum coca. Y a pesar de la euforia y optimismo de las personas a cargo del Chaski Runasimi no parece existir sustento para afirmaciones tan temerarias como la que se publica en ese sitio («La coca es el mejor alimento del mundo»).

Con un punto de vista más coherente en el «Food and Nutrition Bulletin», una publicación a cargo de la Fundación Internacional para la Nutrición (en asociación con la Universidad de las Naciones Unidas), aparece un artículo («¿Las hojas de coca pueden contribuir a mejorar el estado nutricional de la población andina?» Food Nutr Bull. 2009 Sep;30(3):205-16.) en el que se toca -entre otros- el asunto de que en el incario la coca era de uso exclusivo para las élites. El cultivo masivo y extensión del uso de las hojas de este arbusto tuvo que esperar hasta la llegada de los españoles y aquí cabe mencionar que los conquistadores se interesaron más que todo por la enajenación que este vegetal provocaba en las masas trabajadoras. Como dirían Carter y Mamani (¡citados en Chaski Runasimi!):

«De acuerdo a mi experiencia y mi pensamiento, la coca apaga la rabia, calma el dolor de estómago y el hambre. La coca quita las penas; cuando se muere el mando o algún familiar nos quedamos con dolor, entonces nos acostumbramos a la coquita» «Nos da valor en el trabajo…»

Cristalitos pues…

Resulta paradójico que ahora se asuma la defensa de una costumbre introducida a la fuerza por los españoles precisamente bajo el argumento de la descolonización.

El título del artículo del "Food and Nutrition Bulletin"

El estudio de Harvard que menciona Chaski… es citado también en el artículo del Food Nutr Bull. Si bien las concentraciones de proteínas, calcio y vitaminas son relativamente altas en comparación con otros vegetales, en Chaski omiten comentar que esa medición se llevó a cabo con hojas deshidratadas y que en esa ocasión no se analizó la concentración de inhibidores de la absorción de nutrientes (que hacen de los vegetales fuentes menos eficaces para la provisión de nutrientes). Pero lo peor de todo el panfleto (Chaski) es que los autores no citan la advertencia de los científicos de Harvard que decían textualmente:

«(Que) la presencia de alcaloides podría convertir a la hoja de coca en una fuente no deseable de nutrientes» (Bot Mus Leafl Harv Univ 1975;24:113–9)

Penny y sus colaboradores (los autores del artículo de «Food and…») refutan minuciosamente las portentosas capacidades nutritivas de la hoja de coca. Respecto a las proteínas y sus constituyentes (los aminoácidos) dicen algo sumamente interesante:

«Para satisfacer el 100% del requerimiento de aminoácidos esenciales, sería necesario comer un peso 30% más de hojas de coca que el de una fuente de origen animal como huevo o leche» (…) «animales alimentados con hojas de coca como fuente de proteína perdían peso y si la hoja constituía más del 5%  de la dieta,  los animales morían y en los estudios de autopsia se observaba que sus hígados eran severamente anormales» (…) «Ratas y conejos alimentados con hoja de coca por períodos prolongados de tiempo tampoco crecían y (además) mostraban anomalías en el hígado, riñón, útero y corazón«

Eso sin mencionar que la presencia de alcaloides tóxicos como cocaína no es despreciable (el consumo de dos rollitos hechos con harina fortificada con coca al 5% representaría el consumo de 15 mg de cocaína).

Así que mejor sigamos con el pábulo de cosas incorpóreas y pidamos que el gobierno y sus iluminados busquen un mejor argumento para que la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) revoque la penalización que desde 1961 pesa sobre la «sagrada» pero no nutritiva hoja (¡que pierde incluso con el orégano!). O mejor pidámosle a esos nuestros empleados que mejor se pongan a trabajar.

“Quiero decir (…) a los miembros de la JIFE que vengan a pijchear, acullicar (masticar coca) a Caranavi, en Bolivia, y cuando pijcheen y aculliquen serán más sanos y más inteligentes y así respetarán y entenderán la diversidad social del mundo y respetarán nuestra identidad” (Evo Morales citado en Opinión, 19 de Marzo de 2010)

¿Hasta la victoria siempre?

Me gusta más el «En territorio hostil» que le pusieron en España que los desternillantes «Zona de miedo» o «Vivir al límite» que «Hurt Locker» (2009) recibió de este lado del mundo.

Anticipando la idea general de la historia  la Bigelow hace decir al sargento Thompsom (Guy Pearce) un galimatías sobre la explosión controlada que está a punto de llevar a cabo en medio de una ciudad iraquí en ruinas (que termina en algo así como «un precioso patrón en paraguas»). En el ínterin de la acción Thompsom gesticula como si estuviese señalando estadísticas deportivas. Mientras , su equipo replica festivo como en medio de un asado de fin de semana:  Para estos soldados la ciudad y los cientos de curiosos a su alrededor son el campo de batalla y un puñado de enemigos.  Sin embargo la orgía explosiva tan meticulosamente planeada no lo es tanto así cuando Thompson debe reemplazar al robot que porta las cargas…

Su reemplazante no es otro que el sargento Will James (Jeremy Renner), artificiero experto que debe suplir la vacancia por los 35 días que restan del año de servicio que tiene encomendada la «unidad de disposición de material explosivo» de la compañía Bravo. Para el equipo, formado también por el sargento JT Sanborn (Anthony Mackie) y el especialista Owen Eldridge (Brian Geraghty) las cosas no son sencillas, puesto que James no es el militar clásico que obedece órdenes al pie de la letra y ya desde su primera misión con el equipo toma acciones temerarias, tanto que con el tiempo James llega a ser tan irritante a los ojos de su equipo (por desenfadado) que los acartonados militares incluso contemplan eliminarlo con una «explosión accidental».

Como han criticado otras personas lo que debe pasar el equipo de James a lo largo de la película luce desmedido, como si sólo ellos tuviesen que ganar la «guerra» (llamémosle así al no temer otro apelativo) y contradiciendo el que se supone es un perfecto -y vertical- engranaje de las fuerzas armadas. De todas maneras esas operaciones especiales sirven para añadir ritmo a la película sin tener que recurrir al choteado sobresalto pre-explosivo. No obstante no puede haber gestas en este territorio hostil que por voluntad propia pisa el invasor yanqui en un clásico escenario de suma cero que no le ha llevado  (y por lo que se ve no le llevará) a nada bueno y eso queda claro cuando Sanborn recibe a su nuevo jefe y le corrije al oír que (James) dice que llega al campo (llamado) «Libertad» (Liberty):

Sanborn: -Welcome to Bravo Company; welcome to Camp Victory.

James: – Camp Victory? I thought this was Camp Liberty,

Sanborn: – Oh! No, they changed that about a week ago.Victory sounds better.

Suena mejor, claro que sí: ¡Cómo para reír hasta llorar!

Will James es un experto curtido en acción que colecciona una caja con artefactos que «casi lo mataron» (residuos de las bombas que desactivó en servicio). Una de esas cosas es su sortija de bodas. Al terminar su obligación con los del «Bravo» pasa un breve período de vuelta en casa. Ahí el sargento le explica a su hija (un bebé absolutamente ajeno la situación y obviamente el mejor interlocutor para un soldado) que la lista de cosas que «uno ama» con el tiempo se reduce progresivamente. Y es que a James le ha dado por recitar eso que era título de un excelente libro sobre la guerra de los Balcanes: «Querida guerra…, ¡Cuánto te echo de menos!»

Solo les faltaba decir, ¿porqué nos odian?

¿Y todavía preguntan porqué los odian?

Lo bueno es que este año tenemos «District 9«.

«When the wicked / carried us away in captivity / Required from us a song / Now how shall we sing the lord`s song in a strange land

Let the words of our mouth and the meditation of our hearts/ Be acceptable in thy sight here tonight«

(Fragmento de «By the Rivers of Babylon» –  con la letra de la canción de Boney M)

El inicio del salmo 137 es, o fue -no está de más precisarlo- mundialmente famoso por la canción homónima de los setenteros Boney M. Ese «By the rivers of Babylon» y otros éxitos de los morochos forman parte de mis recuerdos más nítidos de la infancia. Y es difícil (pero en algunos casos se puede) asociar la infancia con la tristeza. Mucho menos si uno de esos recuerdos tiene que ver con música festiva como pocas:

Resulta curioso que hace poco me haya topado otra vez con esa canción como oportuna broma visual y auditiva en el desaforado «Rabbids go home» (sí: ¡BWAAAAAAAHHHHH!)

Pero si leemos la letra de la canción y nos remontamos a la orilla del Eúfrates -a la diáspora de Nabucodonosor- (perdón por ponerme bíblico y sentimental) la sensación no es tan grata como la que impone la música. Por lo menos para los afectados, que desde entonces (606 AEC) han estado repitiendo esa remembranza de la tierra dejada atrás. Y ya sin la Torah original de por medio, en la europa de la segunda guerra, con su Nabucodonosor alemán llevándoles a orillas del Danubio o el Volga, el Don o el Rin quizá Isaac Jacob Blumenfeld o su amigo y cuñado Shmuel Bendavid también se hubiesen preguntado

¿Cómo cantar la canción del señor en (esa) tierra extraña?

Pero vamos por partes. Isaac nace austrohúngaro (es vecino de Kolodetz en la actual Ucrania) y los vaivenes espacio temporales de la europa del siglo XX hacen que se vea afectado por las dos grandes guerras y pertenezca sucesivamente -como ciudadano, soldado o preso pero sobretodo esto último- al decadente imperio de los Habsburgo, a Polonia, a la Unión soviética, Alemania y una vez más a Rusia.

Angel Wagenstein intuye que para entender a ese señor del que habla la canción debe hacer hablar al ex-rabino y presidente en funciones del club de ateos beligerantes de Kolodetz (Bendavid) ni más ni menos que durante el sermón y en plena sinagoga:

“ – Busqué a Dios en esta casa, llamada la Casa de Dios, y no lo encontré. No lo busquéis porque no está aquí. Buscad, hermanos, en vuestro corazón, y si lo encontráis, dejad que este se convierta en vuestra sinagoga, en vuestro templo, en vuestro sagrario, en vuestras Tablas de la Ley. Porque Dios es amor y sólo en los corazones se puede hallar el amor, no en las piedras. Porque ¿qué otra cosa es este edificio sino un montón de piedras? ¿Y qué sería de nuestro corazón si dejáramos de guardar, como un Quivot, el amor por el Prójimo, por el otro ser humano? No hablo del amor por un solo ser humano sino por todos: las tribus y los pueblos, indistintamente del color de su piel, de su lengua, de sus tierras o mares, de sus países de calor o de hielos eternos, porque todos juntos somos Dios. Éste es el único Dios.”

Angel Wagenstein, autor de "El Pentateuco de Isaac"

Wagenstein relata la desventura del pueblo judío que halla en el humor el elemento que antaño perseguía el salmista (¿Cómo cantar…?). Así Isaac dice al momento de relatar su estancia en el campo de concentración nazi:

“ Por favor, no pidas que te cuente mis recuerdos que me pesan como un molde de hierro fundido de cien toneladas. ¡Es mejor que no describa el infierno que nos tocó vivir! Muchos lo han hecho antes y mejor de lo que podría hacer yo…”

Pero he dicho humor. Y el azaroso relato de viajes del habitualmente pusilánime Isaac (que no obstante también tiene los arrestos para desear “romper las ventanas de ese señor” que a menudo le juega malas pasadas o deja que otros se las hagan) está lleno de chistes e historias divertidas, festivas y algunas veces irrisoriamente crueles. Son las historias del dicharachero pueblo judío que como el propio Isaac de tanto trajinar se ha hecho políglota, pero por un extraño designio “siempre maldice en ruso”. Y una de esas historias (la del ciego Iosel) es –como anuncia Isaac Jacob Blumenfeld al final de su periplo de dos guerras, tres campos de concentración y cinco patrias- algo dicho con la intención de no buscarle sentido al sinsentido:

“Un buen día Iosel, ayudándose con su bastoncito, fue a visitar al rabino y le preguntó:

–          Rabí, ¿qué estás haciendo ahora?

–          Estoy tomando leche.

–          ¿Cómo es la leche rabí?

–          Es un líquido «blanco»

–          ¿Qué quiere decir «blanco»?

–          Blanco, pues… es el color de los cisnes.

–          ¿Y qué es un «cisne»?

–          Un ave que tiene el cuello curvo.

–          ¿Qué es «curvo»?

El rabino dobló su brazo por el codo.

–          Anda, tiéntalo y sabrás.

El ciego Iosel palpó atentamente el brazo del rabino y dijo agradecido:

–          Gracias rabí. ¡Ahora ya sé cómo es la leche!”

Shnat shmitá Iztik, Shmuel…

Tengo ante mí uno de esos extrañísimos libros que suele regalarme mi hermano (aunque imagino que solo es extraño por mi abismal ignorancia de la literatura nórdica). Como sea «El mejor amigo del oso» de Arto Paasilina suena bastante exótico. Y ya veremos de que va cuando por fin me sacuda el ánimo festivo y vacacional.
No podría decir que este post sea especial, solo que lo voy escribiendo con la emoción del niño con juguete nuevo y probando las virtudes de un cliente Android de WordPress (Post Bot) que me parece algo mejor que el Wptogo. Al menos me queda esa impresión luego de probar ambos con un HTC Hero CDMA. Sin embargo la prueba de hoy si es exhaustiva porque utilizo el WiFi del trabajo y mi propio Hero GSM. En otras palabras la cosa va volando y esta puede ser una de esas pocas veces en el año que voy a tener cierto conflicto cuando llegue la hora de la salida (Quizá un buen argumento para salir a prisa sea tener más tiempo para jugar con mi sobrino).



Y sí, es encantador jugar con los pequeños. Lo malo es que mi sobrino, que ronda los seis años es -como muchos otros niños de su edad en estos tiempos- podríamos decir que «muy afecto» a los videojuegos. Hace poco mi hermano y yo conversábamos que ahora a los niños ya no se les compra juguetes. Ahora a partir de los cinco son demasiado grandes para andar con juguetes o juegos inventados. Lástima: Unos meses atrás creo que jugamos por última vez a la nave espacial con una sofisticadísima manta y mucha imaginación. Hoy veremos lo que trae de nuevo el Wii.

Visto por ahi...

Realmente hay que ser un héroe en todo el sentido para oponerse a la «blanca navidad». Sobretodo sabiendo que no es cosa fácil por el elevado número de fanáticos dispuestos a condenar al «amargado» que no es capaz de contagiarse con ese aberrante «espíritu navideño» del que a propósito dijera con mucho tino Xavier Velasco algo así como «que al fin es un fantasma y que por tanto no extrañe que ande espantando». Por eso en mi galería de héroes antinavideños con orgullo inusitado incluyo a un grupo de héroes de la razón que no tiemblan sosteniendo la pluma en contra de ese sinsentido que tanto disfrutan las masas:

El primero es Emilio Pascual, autor del delicioso «Apócrifos del libro» que glosa lo que debería ser (y sin embargo no es) el origen de todo este festejo: la biblia.

José Luis Borau también tiene lo suyo: él sí va directo al blanco con la singular «Navidad, horrible Navidad«.

«La cosecha del hielo» es un libro vuelto película gracias a Scott Phillips y Harold Ramis (para los interesados se puede comprar aquí). Y recuerden lo que dice BB Thonrton en la película: «Only the morons are nice on Christmas«.

Finalmente está el trabajo de Nina Paley (seguir enlace) en xmasresistance.org que nos ofrece gratuitamente un emblema para todos aquellos que empecinamos en oponernos a esa despersonalizante, hipócrita, consumista y sobrenatural celebración

No barbudos, no árboles, no lucecitas

Eso sí: ¡Felicidades antinavideñas a todos!

En China el año nuevo o lunar se celebra tiempo después de lo que acostumbramos en «occidente». Su designación «lunar» alude a que coincide con «la segunda luna nueva tras el solsticio del invierno boreal» . Por ejemplo nuestro agonizante 2009 es el año 4707 según el calendario chino e inició el 26 de enero (según Wikipedia). Es mucho más sencillo imaginar que el «año nuevo lunar» representa el inicio de la primavera. Y como nada más representativo de la primavera que el florecimiento, esa imagen -la del árbol en flor- inicia y finaliza una película que acabo de ver. Como imaginarán es «Chinese Odyssey 2002» que fue estrenada hace siete años coincidiendo con el año nuevo chino. El productor es Wong Kar Wai, por segunda vez en mancuerna con el polifacético Jeffrey Lau (el director). Los protagonistas son Tony Leung, Faye Wong, Zhao Wei y Cheng Chan. Podríamos decir que se trata de una comedia «romántico-absurdo-melodramática» en la que la combinación precisa de esos tres elementos convence precisamente porque Lau y los suyos le faltan al respeto a cosas muy serias del cine chino contemporáneo. Sin ir lejos a la obra del mismísimo Wong Kar Wai (sus diálogos dolorosísimos en «Chungking Express» [1994] y el ambiente tipo «In The Mood For Love»  [2000] con todo y los protagonistas) y a una parte sustancial del cine Wuxia como «Crouching Tiger, Hidden Drago(«Tigre y Dragón», 2000)».

El árbol que florece

Quizá pueda ayudar a entender de que va esta «Una Historia de amor en China» (el desafortunado título en español) si pensamos en una canción de Airport Girl llamada «The Foolishness That We Create Through Love Is The Closest We Come To Greatness» que no menciono por un arrebato súbito de euforia preadolescente sino pensando en lo que dice Orhan Pamuk en «Me llamo Rojo«:

«¿Es el amor el que vuelve estúpidas a las personas o es que sólo los estúpidos se enamoran?»

(puesto que nada más estúpido que el pop y sobre esa otra estupidez un himno…de estúpidos)

La película de Lau no atina a respondernos la pregunta de Pamuk. Sobretodo porque se ocupa de cupidos travestidos, peinados afro, inverosímiles coreografías de artes marciales, patos laqueados, duraznos en flor, estúpidos, estúpidas, toneladas de tensión sexual a lo «Ranma y 1/2«, el expresivo rostro de Zhao Wei, pruebas de amor que resultan terriblemente mal y amores a prueba de todo que no lo son tanto así.

Nuestra ciencia, nuestro descreimiento de todo e incluso nuestro cinismo nos preparan para aborrecer el virulento discurso de «Chinese...». Y todo va bien hasta que llega la escena del durazno en flor. Y ahí -en el ocaso de la farsa- descubrimos que, sin embargo, (la cosa) se mueve.

Red Cliff (el nombre alude a la batalla del «acantilado rojo» o mejor aún de los «acantilados rojos») es una película épica del director John Woo. Siguiendo la línea de «Dioses y Generales«, «Gettysburg» y «Lo que el viento se llevó» este largometraje de casi cinco horas de duración (en realidad fue estrenado en dos partes o episodios y de este lado del mundo en una versión sincopada de menos de 100 minutos) cubre un gran número de eventos que reflejan el inicio del ocaso de la dinastía Han (alrededor del 220 EC) que está a punto de ser sustituída por tres reinos en disputa. Específicamente la contienda entre las fuerzas imperiales del norte lideradas por el agresor Cao Cao y dos señores de la guerra sureños (Liu BeiSun Quan). Para el protagónico estaba contemplado Chow Yun-FatEl tigre y el dragón«, «Bullet proof monk«, «Hard Boiled«) como Zhou Yu (el antagonista de Cao Cao) mientras que Tony Leung Chiu Wai (protagonista de las maravillosas «In The Mood for Love» y «2046» del maestro Wong Kar Wai) debía interpretar a Zhuge Liang (el estratega de Liu Bei). No fue así pues Chow Yun-Fat abandonó el proyecto y el carismático Leung ocupó su lugar mientras que el sino-japonés Takeshi Kaneshiro hizo lo propio al dar vida a Liang.

Red Cliff 1 (2008) y Red Cliff 2 (2009)

Red Cliff 1 (2008) y Red Cliff 2 (2009)

La necesidad de hacer atrayente para el público no asiático esta antigua historia china revitalizada hace aproximadamente 600 años por el «Romance de los tres reinos (Luo Guanzhong)» obligó a que el equipo de escritores (incluído el propio Woo) tomase ciertas libertades. La más notable es sugerir que Cao Cao va a la guerra al encapricharse con Xiao Quiao -la esposa de Zhou You- que es interpretada por la ex-supermodelo Lin Chiling. También como parte de esta «globalización» Woo exhibe grandes escenas de combate naval y terrestre así como de heroísmo exaltado protagonizado por un puñado de generales sureños que arremeten contra hordas de enemigos sin sufrir un rasguño -tal cual héroes aqueos o troyanos- gracias a sus portentosas habilidades marciales que brillan sobremanera bajo la fotografía de Lu YueZhang Li. Así mismo las estratagemas de Zhuge Liang y del propio Zhou You parecen surgidas de la mente de Odiseo. Una mezcla de tales elementos habría tenido consecuencias terribles en las manos inapropiadas pero afortunadamente el retorno a los orígenes de este hijo pródigo del suburbio hongkonés ocurre bajo una muy buena estrella y sin las habituales estridencias occidentales del malo-malo contra el bueno-bueno y otros tantos dislates del género. Como dice Ethan Sacks en New York Daily News (17/11/2009): «Olvídense de ‘Crepúsculo: Luna Nueva,’ la épica china de John Woo (titulada)  ‘Red Cliff ’ es la película más grande del planeta».


Me pregunto si la historia de Herschel Schwart el «mitad judío mitad iroqués» que inventa Joyce Carol Oates en su novela «La hija del sepulturero» podrá haber inspirado el quehacer y modos de Aldo el apacheRaine que aparece en aquellos malditos bastardos de Tarantino:
And yet the tale would be told through Milburn for years how, on that Hallowe’en night, the night following the vandalism in the Milburn cemetery, several young men were surprised and attacked by Herschel Schwart who acted alone. The first of these, Hank Diggles, dragged out of his pickup truck in the dimly lighted parking lot of the Mott Street Tavern, could not claim to have seen Herschel Schwart but only to have felt him and smelled him, before he was beaten by his assailant’s fists into unconsciousness. There were no witnesses to the Diggles beating, nor to the even bloodier beating of Ernie LaMont in the vestibule of his apartment building just off Main Street, about twenty minutes after the Diggles beating. But there were eyewitnesses to the attack on Jeb Meunzer outside the Meunzers’ house on the Post Road: at about midnight Herschel showed up on the front porch, long after the last of the trick-or-treaters in their Hallowe’en costumes had gone home, he’d pounded on the door and demanded to see Jeb, and when Jeb appeared Herschel immediately grabbed him and dragged him outside, threw him onto the ground and began beating and kicking him, with no more explanation than Who’s a Nazi? Fucker who’s a fuckin Nazi? Jeb’s mother and a twelve-year-old sister saw the beating from the porch, and cried out for Herschel to stop. They knew Herschel of course, he’d gone to school with Jeb and intermittently the two boys had been friends, though they were not friends at this time. Mrs. Meunzer and Jeb’s sister would describe how “crazed” Herschel was, terrifying them by stabbing at Jeb with what appeared to be a fishing knife and all the while cursing Who’s a Nazi now? Fucker who’s a fuckin Nazi now? Though Jeb was Herschel’s size and had a reputation for brawling, he appeared to be overcome by Herschel, unable to defend himself. He, too, was terrified and begged his assailant not to kill him as with both knees Herschel pinned him to the ground and, with the knife,
crudely carved into his forehead this mark—
esvas
 
that would scar Jeb Meunzer for the remainder of his life.
It would be told how Herschel Schwart the wiped the bloody knife calmly on his victim´s torusers, rose form him and waved insolently at the stunned, staring Mrs. Meunzer and her daughter, and turned to run into the darkness. It would be said that, at a bend in the Post Road, a car or pickup truck was idling, with its headlights off; and that Herschel climbed into this vehicle and drove away, or was driven away by an accomplice, to vanish from the Chautauqua Valley forever.
 

Depp como William Blake

Depp como William Blake

Es difícil imaginar a Johnny Depp como protagonista de un western, salvo que se trate de uno muy especial. Y especial tenía que ser la película del director de «Ghost Dog» (1999) y «Night on Earth» (1991), el singularísimo Jim Jarmusch. Esta película (Dead Man, 1995), que además tiene un reparto de lo más variado (Robert Michum, Gary Farmer, John Hurt, Gabriel Byrne, Lance Henriksen, Billy Bob Thornton, Alfred Molina, Iggy Pop y Michael Wincott), inicia con el viaje de William Blake (Depp) hacia el pueblo de Machine donde lo ha llevado una oferta de trabajo en la empresa de un tal señor Dickinson (un decrépito Mitchum). Sin embargo lo único que consigue el tímido Blake es conocer a una vendedora de flores de papel llamada Thel con quien pasa la noche. El problema es que Thel tiene un pasado con Charlie Dickinson (Byrne) que los sorprende en la cama -y en el acto trata de matar a Blake- pero solo consigue herirlo pues Thel se interpone entre ambos. Blake responde con el arma de la chica. Charlie cae muerto. Blake huye como puede. Se podría decir que este es el fin del primer viaje que la película relata. El segundo viaje comienza cuando Blake emprende la huída en compañía del indio «Nadie (Nobody)» (Farmer) que lo halla moribundo. Al saber el nombre del desgraciado que acaba de ayudar Nadie confirma que habla con un muerto viviente (ni más ni menos que el autor del poderoso The Tyger y sobretodo de los Proverbs of Hell).  Mientras tanto Dickinson padre contrata a tres matones para que persigan al forastero por el asesinato de Charlie y su «novia», pero sobretodo por el robo del «pinto» de su hijo. Adentrándose en el territorio Blake y Nadie se dirigen a una cita cuyo término es fácil de adivinar. Blake se convierte en otra persona, una que responde: «¿Conoces mi poesía?» antes de disparar contra un oficial que le apunta. Una persona que escribe con sangre. Cuando Nadie le advierte que lo siguen, Blake responde:

– ¿Estás seguro? Es decir, ¿cómo puedes saberlo?

Y Nadie dice:

– A menudo el hombre blanco es precedido por su hedor maligno.

Blake es ahora un forajido acusado de asesinar a siete personas. Luego de una escaramuza con un taimado predicador (Molina) y sus acompañantes Blake recibe otro impacto de bala. Débil y siguiendo el curso de un río Blake le pregunta a Nadie:

– ¿Es este el bote que me llevará a través del espejo de agua?

– No, le responde su amigo -Este bote no es lo suficientemente fuerte, William Blake.

Al final de la película vemos como uno de los matones de Dickinson, un sanguinario asesino llamado Cole Wilson (Lance Henriksen) los alcanza a la orilla del mar. Blake está preparado para un entierro ritual. Cole y Nadie se disparan. Detrás de ellos la canoa ritual de Blake -el hombre muerto- se aleja. Como en otros momentos de la película la guitarra de Neil Young acompaña la secuencia.

Nadie preparando a Blake

Nadie preparando a Blake

Aho, William Blake!

Aho, William Blake!

De vuelta al lugar de donde provienen todos los espíritus

De vuelta al lugar de donde provienen todos los espíritus

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Hace unos días fuí a ver «El Solista» (Joe Wright, 2009). Jamie Foxx / Nathaniel Anthony Ayers me hizo recordar a Mickey Mouse como aprendiz de brujo de la película «Fantasía» (1940) de Disney: ambos se visten igual, son más pose que sustancia y llegado el momento deben dejar que los profesionales hagan su trabajo. Pero por lo menos el orejudo de Disney es quien es. Y Foxx ha dado tumbo tras tumbo después de su celebrada actuación en Ray.

Este sí es un orejudo famoso

Este sí es un orejudo famoso

Este también quiere ser aprendiz de brujo

Este también quiere ser aprendiz de brujo

Pero bueno, sin dedicarle más tiempo a esto veamos algunas (entre otras tantas) de las cosas que están mal con esta película:

– Las patéticas secuencias de música acompañada por palomas en vuelo y el collage -estilo «Fantasía»- de colores danzantes acompañando las notas del cello.

– Robert Downey Jr. llorando por los males de la humanidad (no sé si nada más yo soy un insensible) cuando su «amigo» no le hace espeso el caldo.

– La pretensión de los escritores, actores y el director de que el tema en realidad es más importante de lo que es, es decir que «trasciende».

– La noción de que los desórdenes de salud mental son algo holístico que puede ser tratado por terapeutas a lo new age (¿o cienciólogos?) y el descrédito implícito de los diagnósticos y prescripciones  apropiadas desde un punto de vista psquiátrico.

En fin, nada de esa mezcla de manipulación y sensiblería ofende. Por lo menos no tanto porque esto es un negocio y seguro habrá mercado que consuma lo que mañosamente intenta vender «El solista». Lo que sí me ofende es el retrato real de los desamparados en la tan pujante, poderosa y «bendecida» nación del norte.

 

El último western del maestro Peckinpah (1973)

El último western del maestro Peckinpah (1973)

El sólido James Coburn y el sorprendente Kris Kristofferson estelarizan «Pat Garrett & Billy The Kid» (Sam Peckinpah, 1973). Junto a ellos actúan Bob Dylan, Jason Robards, el “indio” Fernández, Slim Pickens y Katy Jurado (entre otros). La historia de Patrick Floyd GarrettWilliam Harrison Bonney (aka Henry Antrim aka Henry McArty aka Billy The Kid) transcurre en el ocaso del siglo antepasado en la inmensidad del suroeste gringo. Coburn y Kristofferson dan vida a dos especímenes en vías de extinción, forajidos y antiguos compañeros de andadas vueltos enemigos. Uno debe perseguir al otro. La película inicia cuando el hombre de la ley (Pat) visita al Kid en su guarida. Mientras beben unos tragos tienen el siguiente diálogo (PG: Pat Garrett, BtK: Billy The Kid):

PG: ¿Puedo hablarte claro?

BtK:Para eso has venido.

PG: La ciudadanía…quiere que te vayas. Que salgas del país.

BtK: ¿Me lo dicen o me lo piden?

PG: Te lo pido yo.  Dentro de cinco días te obligaré a hacerlo.  Porque voy a ser el sheriff del condado de Lincoln.

BtK: El viejo Pat. Sheriff Pat Garrett. Vendido al clan de Santa Fe. ¿Cómo te sientes?

PG: Es… como si los tiempos hubieran cambiado.

BtK: Los tiempos, tal vez. Yo no. Oye, ¿por qué no te quedas? Tenemos algunos días, ¿no?

PG: No, tengo que regresar.

Se levanta para abandonar la cantina. Lo detiene la voz del Kid:

BtK: Adiós, Pat.

PG, dándose vuelta: Adiós, Bill.

BtK: No abuses de tu suerte.

PG, deteniéndose y mirando al Kid: No me preocupa mi suerte.

Garrett abandona el lugar…

Uno de los miembros de la banda del Kid, refiriéndose a Garrett: ¿Por qué no lo matas?

BtK: ¿Por qué? Es mi amigo.

La banda sonora compuesta e interpretada por Bob Dylan es uno de los puntos fuertes de este western:

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Un gran momento de la película sucede cuando Garrett forma una «cuadrilla» con su antiguo compinche, el sheriff Colin Bear (Slim Pickens) ¡y la señora Bear! -que no es otra que una aguerrida Katy Jurado- y va en pos de los secuaces de Billy que se han atrincherado en una choza. Muy al estilo Peckinpah los involucrados (sobretodo Pickens y la Jurado) dejan hablar a las armas. Lo peculiar es que la señora Bear se carga a los criminales a punta de escopetazos. Nada de avisos previos. Detrás de ella el viejo Bear responde heroicamente el fuego de uno de los pistoleros pero también recibe dos balazos a las primeras de cambio. Luego se da vuelta y camina rumbo a la orilla del río con aire trágico pero resignado. A lo lejos se observa el crepúsculo. Cuando llega junto a la corriente y se sienta inician los acordes de la mítica «Knockin´on Heaven´s Door» anticipando el desenlace fatal. La Bear (Jurado) lo alcanza. Solo atina a llorar desconsoladamente.

Realmente la película está al nivel de esa otra joya que es «The wild bunch«. Y de igual manera que en esa cinta en esta otra lo inevitable se cierne sobre el futuro de ese par de cínicos, desalmados y moralmente ambiguos personajes tan idos y traídos por el cine: El Kid y el sheriff Garrett.

 

 

«Desgraciado el país que necesita héroes» – Bertholt Brecht

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Pensando en un post sobre la paciencia ayer leí un artículo sobre el contraste entre cobardía – paciencia y valentía – impaciencia. Hoy que quería seguir sobre esa línea argumental todo se vino abajo por el horror natural de las noticias. Ya hemos olvidado completamente el desaguisado de Josmar Flores Pereira sin tomar en cuenta lo realmente crítico de la situación que es esa «lujuria de la fe» detrás del acto criminal y terrorista y ayer sucede algo peor: un desconocido armado comienza a pegar tiros en uno de los vagones de la línea 3 del metro cuando atraviesa la estación Balderas. Pronuncia que su acción no es contra el pueblo sino contra el gobierno. Luego añade: «Esto es en nombre de Dios» (Nota y nota 2). Al intentar contenerlo mueren un policía y un civil. Al menos otras cinco personas resultan heridas. Hoy que veo el vídeo de la balacera imagino que esos segundos han debido parecer eternos para todos los involucrados, pero en especial para las dos personas que este animal asesinó a sangre fría. De uno de ellos, identificado como Esteban Cervantes Barrera, dice la crónica de La Jornada:

«Cervantes Barrera –quien viajaba en el vagón– al percatarse de la situación no se intimidó. Tras escuchar la detonación se fue sobre el homicida. Buscó someterlo y estuvo a punto de derribarlo. Sin embargo, la embestida no fue suficiente y Hernández Castillo mantuvo la vertical y el control del revólver.

Cervantes Barrera no reculó y lo volvió a intentar. En por lo menos cinco ocasiones, el pasajero se levantó del suelo e insistió en el embate. Quien sí retrocedió fue el homicida, revólver en mano. Luego de largos 11 segundos, Hernández Castillo le disparó a la cabeza.»
Fue profundo el malestar que sentí durante esos once segundos televisivos. Neil Postman diría -y ahora lo entiendo a plenitud- «¿Qué podría ser más metafísicamente desconcertante…?«. Desconcertante -horripilante-, pero no tanto como que esta violencia se vuelva parte de nuestra realidad.
 

Qué tiempos aquellos en los que se podía leer a Cormac MacCarthy en paz. Yo comencé hace algunos años con un absoluto desconocido suyo (por estos lares), su libro «Meridiano de sangre» (Blood Meridian or the Evening Redness in the West). Luego corrió el rumor de que Ridley Scott lo haría película y que sería un western duro y sin concesiones. Entrevistado el sir Scott se atrevió a decir «Necesitas violencia para hacerla (la película) adecuadamente«. Y hablando del origen de esa violencia me era difícil pensar en la caracterización de uno de los personajes del libro, el juez Holden, de quien tiene algo que decir Harold Bloom:

«The first time I read Blood Meridian, I was so appalled that while I was held, I gave up after about 60 pages. I don’t think I was feeling very well then anyway; my health was going through a bad time, and it was more than I could take. But it intrigued me, because there was no question about the quality of the writing, which is stunning. So I went back a second time, and I got, I don’t remember… 140, 150 pages, and then, I think it was the Judge who got me. He was beginning to give me nightmares just as he gives the kid nightmares (…)

…Oh, no, no. The violence is the book. The Judge is the book, and the Judge is, short of Moby Dick, the most monstrous apparition in all of American literature. The Judge is violence incarnate. The Judge stands for incessant warfare for its own sake.»

Bloom añade en esa entrevista que Meridiano… es el western definitivo pues «culmina todo el potencial que la ficción del Oeste puede tener«.

Dicho eso pienso que el director ideal de este western definitivo tendría que haber sido un especialista en lo inevitable como Peckinpah. Pero ahora IMDB afirma que lo de Scott no va más y será otro (Todd Field) el que dirija el proyecto (y además escriba el screenplay). Así que a esperar (la verdad sin mucho ánimo) hasta el 2011.

Pero mientras tanto tenemos otros referentes fílmicos del trabajo de McCarthy: por ejemplo «All the pretty horses» (2000) que pasó sin pena ni gloria (gracias a Matt Damon y Penélope Cruz) a pesar de ser lo mejorcito de la trilogía de la frontera del autor estadounidense. Y claro, ya todos sabemos lo que pasó con el «No country for old men» de los Coen, que es una excéntrica forma de arte como otras tantas expresiones de ese par de hijos de Minnesota y se basa -si tomamos por buenas las reflexiones de Horace Engdahl a nombre de la Academia Sueca- en una literatura provinciana e ignorante de la cual McCarthy ni siquiera ocupa la primera línea:

«Los escritores estadunidenses son demasiado sensibles a las propias tendencias de su cultura de masas, lo cual arrastra consigo la calidad de su trabajo. Ese país está demasiado aislado, es demasiado insular. No traducen lo suficiente y no participan realmente en el gran diálogo de la literatura. Esa ignorancia les limita. Por supuesto, hay una literatura poderosa en todas las grandes culturas, pero no se puede soslayar el hecho de que Europa es el centro del mundo literario… no Estados Unidos» (AP)

Pues por una vez que bueno que la cultura de masas y la «alta cultura literaria» no caminen juntas, pues de haber sido así no habríamos tenido nunca películas como «El Padrino» ni «El Bueno, el malo y el feo» solo por mencionar algunos ejemplos. Y por otra parte hay mucho Le Clézio para quien quiera disfrutarlo.

Y volviendo al tema de este post, este año estrenan «The Road» (Ignoro el título en español, ¿será «En el camino»?), película basada en el libro homónimo de McCarthy. Tanto el tráiler como los datos de producción revelan que hay algunas sorpresas a priori desagradables. Por ejemplo, se antoja que los guionistas intentaron explicar un poco el porqué del «futuro apocalíptico y distópico» con recursos que mas bien corresponden al cine de catástrofe y sus excesos de CGI. No en vano Borges proponía «narrar los hechos como si (uno) no los entendiese del todo«. Además aparece la figura de la «esposa» (Charlize Theron) del ignoto protagonista (Viggo Mortensen)  lo cual luce arriesgado teniendo en cuenta que un punto fuerte del libro es la relación entre padre e hijo. Pero mejor no adelantarnos y esperar teniendo en cuenta que la crítica ha alabado (¡una vez más!) el trabajo de Mortensen y que el director (John Hillcoat) brilló en producciones como «The proposition» (un western australiano altamente recomendable). Veamos:

Los vídeos de Vodpod ya no están disponibles.

El «iluminado» Josmar Flores Pereira, pastor evangélico y compatriota boliviano que secuestró el vuelo 576 de Aeroméxico en ruta de Cancún a México DF no podrá ser jamás el «enemigo público número uno». No en el México nada cabalístico del 09/09/09. Primero porque como esto ocurre un día después del impuestazo del gobierno hay quien piensa que se trata de una «cortina de humo» para distraer la atención y para muestra un botón (ver comentarios a la nota de Milenio). Ni modo. Adios a sus quince minutos de gloria. Pero lo realmente importante para desacreditarlo es el disparate que soltó cuando lo presentaron las autoridades:
José Marc Flores Pereira dispuesto a salvar a México (foto Milenio)

Josmar Flores Pereira dispuesto a salvar a México (foto Milenio)

Sus cómplices eran «el padre, el hijo y el espíritu santo».
Puesto que el día de hoy «visto al revés» es 6-6-6 eso lo motivó por señal del alto cielo (alto, muuuuuy alto) a advertir a los mexicanos del riesgo inminente de sufrir algo peor que lo del 11 de septiembre o un terremoto como nunca antes se ha visto.
Pero este señor Flores Pereira no está solo en el selecto grupo de bolivianos tristemente célebres. Recuerdo nítidamente la historia de otro desaforado. Un tal Benjamín Mendoza y Amor hizo algo que lo impulsó hacia la fama el 27 de noviembre de 1970. Como dice Time (7 de diciembre de 1970):
«Poco después de que el cardenal Giovanni Battista Montini se volviese el papa Paulo VI en 1963, él dejó claro que iba a ser un papa viajero (…) (y desde entonces) ha cumplido su promesa (…): ocho viajes totalizando 41000 millas. Su noveno viaje, que comenzó esta semana (…), (entre) Australia y Samoa – ha sido el más largo hasta ahora y, por lo que se ve, el más peligroso. En Manila, el papa Paulo VI ha estado más cerca que ningún papa en varios siglos de ser asesinado»
A partir de ese punto la narración se pone interesante:
«El ataque ocurrió poco después de que el pontífice descendió del chárter DC-8 de Alitalia hacia el brillante sol del aeropuerto de Manila. A medida que Paulo y el presidente de Filipinas Ferdinand E. Marcos pasaban en medio de una multitud de admiradores, un hombre con el cabello cortado al ras, vestido con un hábito clerical de color gris y sosteniendo un crucifijo se le abalanzó. Súbitamente deslizó una daga malaya de un pie de largo desde el interior de su manga y con ella apuñaló al papa. Hombres de la iglesia en torno a Paulo VI bloquearon al asaltante, y personal de seguridad lo sacó rápidamente del camino.»
Todo el incidente fue filmado en vivo:
Benjamín Mendoza y Amor en la actualidad

Benjamín Mendoza y Amor en una foto reciente

En aquel entonces se mencionó que el atentado ocurrió como un acto publicitario. Quien sabe. Al ser entrevistado Mendoza contestó que quería matar al papa para «salvar al mundo de la hipocresía y de la superstición». Tremenda inocencia -¡y descaro!-. Sin embargo me detengo un poco a pensar en sus palabras: Hipocresía y superstición. Precisamente la suerte de cosas que animan a este otro, el desconocido que ha puesto de cabeza a todo México. O como diría el mayor Clipton en el final del «Puente sobre el río Kwai«: «¡Locura!, ¡locura!«

Los medios reportaron la noticia desde las 14:40 hrs.: El vuelo 576 de Aeroméxico en ruta de Cancún a México DF había sido secuestrado. Noticieros radiales informaron que se trataba de al menos 3 personas y que una de ellas era un boliviano. Se decía que este grupo de terroristas amenazaba con hacer explotar el avión en caso de no poder hablar con el presidente Calderón. Los reporteros mencionaban una solicitud de asilo político. Posteriormente el grupo de aeropiratas permitió que tanto mujeres y niños, y luego el resto de los pasajeros, abandonaran la nave (un Boeing 737). Poco después los terroristas también salieron del avión y fueron detenidos. Se habla de 6 personas. Las autoridades descartaron la presencia de explosivos en el interior del Boeing. No se sabe a ciencia cierta cuantos de ellos son de origen boliviano.

Aunque es muy pronto para las preguntas: ¿Tendrá que ver algo de esto con nuestro agitado proceso electoral? ¿Será factible alguna relación con el caso Rosza? ¿Quién aprovechará esto? (¿El MAS o sus contrincantes?).

Nada ocurre sin un motivo, menos si recordamos que «quien lobos anda (Chávez, Fidel, etc)…»

El Folsom prison blues y los covers de Cash

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Encontré este sitio fabuloso (Copy Cats) rondando por el universo de Tumblr. Lo recomiendo fervorosamente. ¿De qué se trata? La sucinta bienvenida dice «cover songs, remixes, mashups & nothing else». Garantizo que eso asegura al menos unos minutos de diversión.

Ví esta película (Distrito 9, 2009) motivado por las credenciales de la gente detrás del proyecto. De entrada se agradece al productor (Peter Jackson) no haber recurrido a uno de los habituales del star-doom como protagonista ni haber situado a la maléfica nave invasora en el cielo de Manhattan. La elección de Johannesburgo como escenario de la «llegada» de los alienígenas no parece casual. En una escena pintoresca se puede ver el sórdido interior de la nave lo cual me hizo pensar en el posible aspecto de una embarcación de trata de esclavos: Probablemente eso eran los extraterrestres varados en el espacio aéreo sudafricano. Y digo que la elección de la ciudad no es casual porque a esos visitantes del espacio exterior les toca vivir en un ghetto en la nación que hizo normas legales para justificar la separación de las razas: El apartheid. Abundan los ejemplos de intolerancia: uno muy pintoresco incluye a una mujer negra (nada de eufemismos como «mujer de color») que se queja con vehemencia de la decisión gubernamental de dar dinero a esa nueva e incómoda minoría.  Pero el giro de tuerca que hace realmente subyugante la historia es la ideología de Multi-National United (MNU), el organismo encargado de lidiar con los invitados no humanos del distrito 9. MNU es una corporación privada que «vigila» a los alienígenas. Esa vigilancia de tanto en tanto se torna abusiva tal como lo demuestra Wikus van de Merwe (Sharlto Copley) que nos recuerda que a veces un burócrata es el tipo más eficiente de persona intolerante que existe (para muestra un botón: favor dirigirse a cualquier oficina de gobierno para realizar un trámite odioso. Para garantizar que la prueba controlada tenga al espécimen en su elemento asegurarse de no llevar todos los requisitos). El señor van de Merwe es un petimetre recién ascendido a jefe de la sección de relocalización de extraterrestres y la principal fortaleza de su currículo es ser yerno del mandón de MNU.

Wikus haciendo el trabajo sucio de MNU

Wikus haciendo el trabajo sucio de MNU

Aquí en un momento muy importante de la trama

Aquí en un momento muy importante de la trama

Wikus no tiene que ser tolerante. Solo tiene que cumplir su deber y lo hace puntillosamente ya sea notificando a los pobladores del distrito 9 de su inminente relocalización o realizando muy quitado de la pena un acto de control de la natalidad cuando encuentra una colonia -ilegal, por supuesto- de embriones de alien. No es mal tipo. Solo tiene eso que Jorge Gómez Barata mordazmente describe así (con mis negritas):

«Parece como si la intolerancia fuera parte del pecado original, mácula que nos hace juzgar implacablemente a lo distinto y a los otros. La arrogancia impide percibir que la otredad es una ruta de dos vías, en la que los papeles se cambian constantemente y que somos respecto a los otros, lo mismo que ellos con relación a nosotros.»

Y si el canon recomienda dar la otra mejilla, amar al prójimo como a uno mismo y, a fin de cuentas, consustanciarse con el otro, en la historia el buen Wikus está a punto de entender en carne propia esos conceptos.

Cuando apareció el tráiler de esta película hubo quien dijo que revelaba mucho de la historia.  Nada más falso. Y qué bueno por la mancuerna Jackson – Blomkamp.

Clint Eastwood es Jonathan Hemlock, profesor de arte, ex montañista y antiguo asesino al servicio del espionaje norteamericano en «The Eiger sanction (1975)» . Recordé esta película al ver el inicio de la zaparrastrosa Cliffhanger (1993) de Stallone. Ambas difieren en el hecho de que uno de los escaladores (Eastwood) es un «ser crepuscular» que debe sudar (literalmente) la gota gorda para poder realizar las proezas que habitualmente se esperan de un héroe de acción. Obviamente no recordaba el título pero con un poco de paciencia dí con el dato. Curioso que en español le hayan puesto eso de «Licencia para matar» perdiendo el eufemismo de la «sanción» del título original.  El autor de la novela (y del guión fílmico) es un tal Trevanian (aka Rodney Whitaker) que fue famoso en los 70s por sus libros de espionaje. Whitaker parece haber escrito sus obras medio en serio medio en broma. Muestra de ello es la elección de los nombres para sus personajes: El villano es un tal Urassis Dragon (léase en inglés y sustituyendo dragon por dragging). Las mujeres de la obra son un caso a parte. Tiene una Ann Bidet (Ana Bidé), una Randi Knickers (Randi Bragas) y hasta una Jemina Brown (que no precisamente se dedica a hacer panqueques). Ni siquiera el protagonista se salva: «Hemlock» quiere decir cicuta así que el título podría ser un suceso chapucero de cierta filmografía de quinta, algo así como «El profesor Cicuta va a la montaña«. Porque eso sí, el Eiger no es de utilería:

El pico de las sanciones del doctor Cicuta

El pico de las sanciones del doctor Cicuta

Revisando la novela hay una frase que es involuntariamente graciosa, casi teatral. Dragon dice «come in, Hemlock» («Entra, Cicuta») y puedo imaginar a un Sócrates bebiendo la ponzoña. ¡Porque Cicuta mata!

De cualquier manera «The Eiger…» cumple como película de acción. No puedo separar el ser fan de Clinty pero me pasé las más de dos horas de duración de la película en un hilo con todo el intríngulis de la intriga internacional de altos vuelos (a pesar de que era más que evidente quien era el asesino).

"The Eiger Sanction" (1975. Eastwood, Kennedy)

"The Eiger Sanction" (1975. Eastwood, Kennedy)

Vagamundo, golfo, linyera.

«…linyera soy
corro el mundo y no sé a dónde voy
linyera soy
lo que gano lo gasto, lo doy
no sé llorar
ni en la vida deseo triunfar
no tengo norte
no tengo guía
para mí todo es igual»

Yo también soy un linyera

Yo también soy un linyera

Linyera. Como Diógenes. O su amigo. Pero nada famoso (que grave debe ser (estar) desarrapado…y (ser) famoso: Guinzburg, ¿porqué tuviste que morirte?). Extraño, pero recuerdo aquello que dice:

«Serán las miradas/De tu piel el vicio…»

Pero mejor ellos que yo

Linyera, con vida de artista (impago), mil usos (potenciales), diletante perpetuo. Tango: ¡vení!, quedate conmigo a tomar el sol. Y la murga que se burla de mí -pero a veces también me respeta- dirá:

«El día que te encuentre tirado en un camino,
dormido para siempre,
mudo tu corazón,
una sed de esas lluvias
y una magnolia seca,
de tu andar errrabundo dirá la sinrazón;
de una paisanita trotamundo salve te bendecirá.
Y el alba poeta sonará en la noche
la agreste siringa de algún cañadón
cantando la estrofa que en los polvorientes
caminos pampianos (sic)
tu loca quimera silente grabó:
«No se llorar, ni en la vida deseo triunfar…
No tengo norte,
no tengo guía…
para mí, todo es igual… «

¡Gracias, maestro Torno!

Recuerdo a un mucho mejor Charly, aquel del famoso «desenchufao» para MTV. Aquel del símbolo de paz, del chipi chipi, ese que dice que reza por vos, que se pone «Fanky» o que canta cosas como:

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Pero ahora, hace unos días para ser exactos en las versiones «preliminares» de la web y la «oficial» de ayer Charly anuncia nuevo disco con una grabación inédita llamada «Deberías saber porqué».

Habrá que esperar para ver el resultado del disco, pero como se las gasta el porteño no extrañaría que le dé por «demoler hoteles» y mande al diablo todo el proyecto.

No, no voy a hablar de Anakin Skywalker. En mi tierra dicen que si instalas un negocio que resulta ser exitoso alguien seguramente te hará la competencia en la acera del frente. No dudes que no será uno solo el que te imite y es probable que ni siquiera tus competidores tengan el pudor de situarse en el otro extremo de la ciudad: por una perversa ley no escrita de la mentalidad colla tanto más cerca mucho mejor. Pero nosotros somos unos aprendices en esto de la copia. Al otro lado del mundo, donde se fabrica casi todo y se imita mucho mejor (de ahí vienen los productos Sonny, por ejemplo) hay un clon para cada sitio exitoso punto-com de la web 2.0 (facebook, twitter, hi5, myspace, clickr, etc.). Un caso especial el de youtube.com, que además de tener que competir con sitios legales como dailymotion, veoh y megavideo debe hacer frente a toda una horda de contendientes chinos que además de repetir el modelo yutubiano de «grabe sus estupideces con la peor calidad posible y compártalas con el mundo» transmiten capítulos de series televisivas, películas completas, documentales, anime y todo el contenido imaginable que sea susceptible de ser pirateado. Personalmente ver a los tipos duros del stardoom gringo (como John Wayne) entrar a cuadro para retar a los malos hablando un chino estridente (¡Ni hao!) es toda una experiencia (solo superada por un western con doblaje en francés). Y aunque abundan ejemplos youku.com, tudou.com y 56.com parecen dominar el horizonte.

Un favorito personal

Un favorito personal

En línea desde 2005

En línea desde 2005

Sorprendentemente uno puede comprobar que la mayoría de estos sitios son mucho más rápidos que el favorito sentimental de occidente (youtube). En las siguientes direcciones (1 y 2) podemos encontrar información adicional como una lista de los principales clones yutuberos y algunos datos que comparan cabeza a cabeza a siete de los más prominentes. Curiosamente la existencia de estos emblemáticos sitios chinos pasa desapercibida porque si uno busca videos en google, bing o yahoo (como suele hacerse por estos lares) los resultados principales no enlazan a direcciones como youku.com o tudou.com (de momento tampoco lo hace baidu.com, el clon chino de google). Así que mientras vamos aprendiendo chino simplificado vale la pena hacer unas pruebas con los buscadores de estos sitios que habitualmente son cumplidores.

Acabo de ver «Hundan al Bismarck» (1960) y «Midway» (1976). Esta última para avanzar en la filmografía de Charlton Heston. Y aprovechando voy revisando algunos títulos de los clásicos absolutos del género confirmando que películas como «Apocalypse now»  (1979), «Gallipoli» (1981), «Todo tranquilo en el frente del oeste» (1930), «Das boot» (1981), «A bridge too far» (1977), «El puente sobre el río Kwai» (1957), «Dirty dozen» (1967), «Platoon» (1986), «Full metal jacket» (1987) y un largo etcétera apuntalan mi absoluta devoción por el cine. Con un poco de maldad compruebo también que recientemente no se han sumado muchos títulos a esa lista. Me refiero a películas de los noventas y de la década presente. Hay quien menciona «La delgada línea roja» (1998) y «Black hawk down» (2001) y algunos títulos, sin duda menores, sobre el conflicto en Irak (por ejemplo «Jarhead» (2005)) y por ahí también aparece «Letters from Iwojima» (2006) [mejor no hablemos de «Flags of our fathers» (2006)]. Tampoco creo que la «Inglorious basterds» de Tarantino vaya a cambiar mucho las cosas, pero el tiempo dirá. De todas maneras el énfasis en la acción machacona, patriotera (gringa -por supuesto- en bazofias como «Fuimos héroes» (2002)) y absolutamente dependiente de CGI ha arruinado el cine bélico. Pienso en como algunas películas conseguían mantenernos al filo del asiento y absolutamente en vilo con un mínimo de elementos visuales, pero agilidad narrativa y la dosis adecuada de tensión psicológica generalmente gracias a la maestría de las interpretaciones, la música y algo así como un cierto sentido moral -a veces- o instintivo (aquí pienso en la presencia de un enemigo avasallador, que ataca con la perfección de una máquina y es detenido in extremis por el esfuerzo enajenado de un puñado de hombres o la participación de lo inesperado) ligado al «arte» de partirle la crisma al prójimo. En fin, en honor a esos tiempos idos (y) jamás volvidos termino con unos cuantos de esos momentos gloriosos

Las vacaciones nunca duran lo suficiente. Sobretodo si uno va a casa, donde todo tiene un significado especial y casi todo se disfruta. Tanto cariño te deja siempre con sabor a poco y caminar por esas nuestras calles (que algún cronista describió como diseñadas para velocidad de marcha fúnebre) y oír, ver y oler todo lo que la ciudad ofrece es empaparse de mucha vitalidad y un ritmo que no se encuentra en parte alguna como sugiere Gao Xingjian en su «Montaña del alma». Es un viaje a un lugar recóndito protegido por nuestros recuerdos y alegrías. Un sitio al cual uno va animoso y que te acompaña en el retorno.

Poco antes de llegar a casa

Poco antes de llegar a casa

Aterrizando en la llajta

Aterrizando en la llajta

La imagen que domina toda la ciudad

La imagen que domina toda la ciudad

Dos curiosas noticias aparecieron recientemente en los medios nacionales e internacionales. En la primera el titular reza: «Viceministro dice que el 62.2% de los bolivianos acullica coca«. El término acullicar requiere una explicación adicional. Implica masticar o más propiamente aplicar contra el carrillo un amasijo de hojas de coca tratadas con un agente caústico (llujt’a) que promueve la absorción de algunos de los constituyentes químicos del vegetal. En mi adolescencia fui instruido sobre la técnica del acullico precisamente en el corazón del conflicto cocalero: en una región del oriente de mi departamento llamada Chapare. Mi experiencia con esa «costumbre ancestral» no pasó del experimento burdo. Y aunque esa vez ví a mis padres y a mi hermano mayor seguir la tradición puedo atestiguar que ninguno de nosotros acostumbramos acullicar coca. No es que simplemente nos sentemos y abramos nuestra bolsita de hojas de coca y dediquemos unas horas a esa práctica teniendo en mente un esfuerzo sobrehumano (como trabajar en la mina) o queriendo paliar la sensación de frío, el sorojchi (mal de altura) ni el hambre. Ni siquiera que hagamos eso por socializar. Y como tampoco conocemos parientes o amigos que aculliquen rutinariamente creo que para dar mérito de ciertas a las cifras del viceministro solo resta entender que pertenezco a una parte poco representativa de la población. Lo curioso es que ese porcentaje y «el persistente incremento del consumo tradicional» se arguyen como la justificación oficial para elevar el límite de hectáreas permitidas de 12 mil a 20 mil. Si como digo damos por ciertas las cifras todavía queda un pero: el consumo de coca es un sustituto absolutamente tercermundista de la satisfacción de necesidades vitales como alimento apropiado, abrigo, sueño, medicinas, etc. Por otra parte es un medio de elusión de la realidad (parecido al alcohol o el cigarrillo). Entonces: ¿Qué clase de gobierno es este que quiere solucionar problemas reales con cristalitos? Lo que no se dice es que la mayor parte del excedente que actualmente existe y que dentro de poco no será ni siquiera ilegal está destinado a la producción de cocaína. La coca boliviana se cultiva en Los Yungas (La Paz) y en el Chapare (Cochabamba). Según un dirigente paceño solo la coca yungueña es apta para el acullico (ver nota). Si eso es cierto ¿para que insistir en el libre cultivo de la hoja chapareña si no es útil para el uso «tradicional»? No hace falta ser un genio para responder a esa última pegunta. Pero si queda alguna duda vale la pena recordar quien es el máximo dirigente de las seis federaciones de productores de coca del trópico de Cochabamba (y al mismo tiempo presidente de la república, o ahora «estado plurinacional») y leer con algo de malicia la nota del periódico español ABC («Los cocaleros financian con 20 toneladas de coca la campaña electoral de Evo Morales«) que en su parte saliente dice:

«El presidente de Bolivia, Evo Morales, financiará parte de su campaña electoral con algo más de 20 toneladas de hoja de coca, que serán entregadas por 40.000 productores del departamento Cochabamba, en el centro del país. Las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba, sindicato del que Morales es el principal dirigente, decidió el pasado fin de semana que todos sus afiliados deberán entregar una libra -450 gramos- de hoja para la campaña. Así, para que su líder sea reelegido en los comicios del próximo 6 de diciembre, los cocaleros aportarán 20.430 kilos, cuyo valor en el mercado es de unos 60.000 euros

¿Quién extraña a las roscas y lobbistas de antaño? Bolivia cambia, Evo cumple.

Siempre que llegan estas épocas vemos con asombro los desplantes de los sanfermines. Sus tonterías nos llenan el ojo a pesar de ser precisamente eso: tonterías de las muchas que se hacen en el nombre de la tradición. O en este caso como relataba mi hermano por el mero hecho de poder hacerlo (retar a la muerte) pero con la certeza subterránea de que el desenlace fatal solo le puede ocurrir al de al lado. De niño creo haber visto un documental en el que -quiero creer- con cierto grado de humor se decía que en la encerrona se había roto alguna vez el récord (o la plusmarca si quieren) de la milla. Como digo mi hermano lo intentó, es decir correr en la fiesta (no romper el registro de la milla), y gracias a unas destrezas que le explicaron sobre la marcha (girar para pegarse a la pared) pudo superar la prueba. Hecho eso no tardó en atravesar el charco de regreso y seguramente todavía con el recuerdo de ese rito iniciático decidió «morder el polvo» nupcial. Hoy es un feliz esposo y padre de un niño que es mi debilidad. Precisamente eso sugiere que hacer algo nada más porque es factible hacerlo no constituye un comportamiento juicioso y antes de que me acusen aclaro que me refiero a empamplonarse. O quizá es necesario hacer muchas tonterías para por fin, en una de esas extrañas iluminaciones, en un estado de gracia… dar el sí y palmar, digo atinar.

No te viene a saludar

No te viene a saludar

Mi padre es fanático de la fiesta brava. Yo soy de esos que piensan que no es otra cosa que un grotesco espectáculo en el que a veces muere un animal y en el que por lo general se sacrifica un toro. Pero de gustos y colores no han escrito los autores…

Si Elvis hubiese nacido español ¿habría sido torero? ¿cantaría acaso como Peret?

Nada de love me tender, solo «un borriquito como tú…»

¡Salud por mi último sábado de solterío!

Hay países cuyas sociedades brindan grandes aportaciones a la historia de la humanidad, a los derechos civiles, a la gestión de la cosa pública. Otros son plusmarquistas en asonadas y golpes de estado. ¿En qué tipo de país vivimos? ¿Estará completamente desterrado el militarismo represor de los ochentas?  Y lo que es más importante, ¿cuál es nuestra percepción de la realidad? (¿y qué tan libre de manipulación está?)

Tengo varios amigos hondureños y mantengo contacto relativamente frecuente con tres de ellos. A los tres les pregunté:

«Me gustaría saber si Uds. me pueden explicar que fue lo que pasó, si se trató de golpe o fue una decisión constitucional (y legal) del congreso ante la extralegalidad de Zelaya.»

Uno -llamado Edy– vive en México, está nacionalizado y la verdad parece querer dejar atrás sus raíces catrachas. Sin embargo el corazón lo traiciona y yo puedo entender eso. De manera tajante me dijo que repudiaba «los desplantes de Zelaya» que era un candidato de la derecha pero que una vez en el poder «le entró al socialismo y la izquierda» (sic) instruído por Chávez y sus secuaces. Le parecía correcto lo que hicieron Micheletti y su gente. Mencionaba que el pronunciamiento del cardenal en contra de Zelaya era clara evidencia del sentimiento popular. Un sentimiento popular del que tirios y troyanos parecen hacer caso omiso pues el anunciado y fallido retorno de Zelaya ha costado dos muertos. Mi aversión por el clero -y un poco de sentido común- impide que tome por buena esta versión.

Ovidio, amigo que vive y trabaja en Honduras me dice al respecto:

«HOLA EN EFECTO ES UN GOLPE DE ESTADO PERPETRADO POR EL MISMO PARTIDO DE GOBIERNO Y ACUERPADO POR LOS MILITARES QUE FUERON DESLEALES AL PRESIDENTE QUE FUE ELECTO POR NOSOTROS Y AL CUAL QUEREMOS QUE REGRESEN Y ELLOS NO LO PERMITEN PORQUE SABEN QUE VIOLARON LA CONSTITUCION Y POR LO TANTO LES CAE CARCEL POR TRAICION A LA PATRIA, ESTE PAIS RETROCEDE UNOS 50 AÑOS, ME AVERGUENZA ESTE PAIS, POR ELLO ES UNO DE LOS TRES MAS MISERABLES DE LA TIERRA Y AHORA SERA PEOR, SI SUPIERAS LOS HOSPITALES QUE LOS POLITICOS LE HAN DADO A LA POBLACION TE ASUSTARIAS, LA POBLACION NO TIENE CULPA CADA 4 AÑOS SAQUEAN AL PAIS LA GENTE YA ESTA HARTA, SI YO PUDIERA IRME A OTRO PAIS LO HARIA PERO NO ES FACIL, NOS TENDREMOS QUE HACER DE LA VISTA GORDA, NO ESCUCHAR NI OPINAR PORQUE ES PELIGROSO, CUIDATE Y ESTAREMOS EN CONTACTO, UN ABRAZO»

Dos visiones opuestas del mismo asunto. Quizá tendría mayores luces si también me contestara Rocío, la amiga que completa el trío (o probablemente mis dudas crecerían hasta el infinito). Pero de momento (ya van 7 días de mi pregunta) no sé nada de ella. Esto me recuerda el contraste de ideas de un corto del Instituto Federal Electoral (IFE) mexicano, que apareció luego del incidente de las elecciones de 2006, en el que dos grupos en discordia se enfrentan entonando sendos «No queremos» y «Sí queremos». Viendo las cosas un poco más profundamente ninguna de las dos facciones explica porqué ni para que estar a favor o en contra de algo. Y me parece que de todas maneras los dados están cargados con el sí queremos gubernamental. Valdría la pena añadir un tercer bando y luego seguir así hasta cubrir de todos los matices posibles el espectro de opiniones que personas y mentes «bien intencionadas» quieren limitar arbitrariamente con los inamovibles blanco y negro del cuento para dormir niños poco preguntones. Para dar el ejemplo propongo que ese hipotético tercer bando tenga un eslogan que provoque por igual pavor a la reacción y a los caudillos bárbaros contemporáneos. ¿Qué les parece si contestamos esos sospechosísimos y devaluados «sí queremos» y «no queremos» con un mesurado -y científico- «NO SABEMOS«? (porque no nos dicen la verdad, porque no quieren decirnos la verdad, porque no les conviene decirnos la verdad).

En el ambiente conservador en el que realicé mi posgrado abundaban las alusiones a «pertenecer a un grupo selecto», «la perfección», «la mística (¿?)de la institución» y cosas por el estilo. Pósters con un diseño similar al de los que siguen eran utilizados como refuerzos visuales de esas consignas. Hubiera preferido estos mensajes (FUENTE) a aquellos otros:

teamwork

unique

violence

Atheism

Ignorance

perception

adorable

bc

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binary

potential 02

chaotic_evil1

Retirement - Buy it from Despair.com and stop asking me!

epic_fail

cosplay

The Internet - Pointing out uncomfy things since 1996

paladins

black_sheep

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knowing

motivational-posters-funny-01

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«Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es la única venganza y el único perdón.» (Jorge Luis Borges – Fragmentos de un Evangelio Apócrifo – fragmento 27)

Dejando para después un tema tan sustancioso como la venganza quiero proponer algo no definitivo, bilioso y absolutamente inmoral. Con ustedes y por única ocasión una colección de artículos y astucias para desquitarse de aquel ser odiado tan a la mano:

1) El Annoy-a-tron (o mejor dicho, el fabuloso molesta-tron): Con sencilla malignidad los diseñadores describen este adminículo como «capaz de molestar a ese compadre en el departamento de ventas o a tu «amigo» de al lado» (…). Esta delgada maravillla provista de un imán genera un breve pero muy molesto bip de 2 o 12 kHz a intervalos variables (entre 2 a 8 minutos). Quienes lo venden dicen que el sonido de 2 kHz es «genéricamente bastante molesto, pero si tú realmente deseas hostigar a alguien selecciona el sonido de 12 kHz…». Viene con baterías incluídas.

Ya ordené tres

Ya ordené tres

2) CD de venganza (y tapones para los oídos): originalmente pensé que era una colección de hits navideños de Luis Miguel, Enrique Iglesias sinfónico o el remix extendido de «You are beautiful» cantado por Alvin y las ardillas (sorpresas tiene la vida) pero algo así no lo permitiría la convención de Ginebra. Esto es para desquitarse de aquellos vecinos ruidosos e incluye tracks como:

Producto importado de Francia

Producto importado de Francia

Taladrando

Fiesta (Al menos 200 personas)

Orgasmo (¡»El» orgasmo!)

Tren

Tambor (tocado por un niño)

Gritos inhumanos

Caminando (con tacones altos)

Pelea doméstica

Puertas azotándose

3) Casi me siento mal con lo que sigue, pero si ustedes entran a este ENLACE podrán hacer una llamada en broma a dos números gratis (en este caso con una frase pegadora de la película «El aro«. Y en siete días ¡CAPUT!)

4) Humor australiano: Lean la siguiente nota de prensa

Hoy me siento Mad Max

Hoy me siento Mad Max

5) Para hacer proselitismo en el sentido correcto empleando el vehículo de su vecino fundamentalista: a) Tome el símbolo de la derecha, b) Sustitúyalo por el símbolo de la izquierda. Cocine a fuego lento.

Combina muy bien con el vehículo de un ministro

Disponible en varios colores

6) El apretador de teclas versión 2.0: Diabólico juguete que aleatoriamente activa las mayúsculas, teclea incoherencias y mueve arbitrariamente el mouse. Se conecta al puerto USB. Ideal para el jefe anancástico que desea revisar todo personalmente.

Nadie sabe, nadie supo

Nadie sabe, nadie supo

Mi más sentido homenaje a todos esos malqueridos nuestros que nos cantan «Ódiame por piedad yo te lo pido / ódiame sin medida ni clemencia/ odio quiero más que indiferencia/porque el rencor hiere menos que el olvido /Si tú me odias quedaré yo convencido…«

Elecciones. Dicen que a los políticos y a los pañales hay que cambiarlos seguido…y por las mismas razones. Y que la única vez que los políticos dicen la verdad es cuando afirman que sus contrincantes están equivocados. Pero como dice Thomas Sowell, no hay nada tan malo así como para que los políticos no puedan empeorarlo. Nuestra aversión contra la «clase política» obliga a que los «creativos» de publicidad inventen que los responsables de la enorme separación entre la sociedad y la política son los partidos tradicionales y sus actores de toda la vida. Identificados los culpables se tiene la base para promover un producto (que eso son los partidos políticos y sus representantes) valiéndose del facelift, la liposucción, el crossover. Es decir con arreglos cosméticos se pretende dar pan con lo mismo.

En el siglo pasado surgieron caudillos por toda latinoamérica. En torno a ellos se congregaban instituciones como el peronismo argentino, el APRA peruano, el PRI mexicano, el MNR boliviano -entre otros- y la solvencia popular, el carisma del «líder», debía ser suficiente para que las masas votaran uniformemente por la sigla en cuestión. Recuerdo que nuestro Paz Estenssoro (MNR) solo tenía que aparecer en pantalla sin decir ni mu y esa era la manera estándar de promocionar a su partido: alentando la fe ciega en el gran hombre.

El partido no existía sin el caudillo. En los ochentas y noventas otras siglas (ADN, MIR, CONDEPA, UCS) replicaron el modelo. Cuando Evo aparece él y su «movimiento» no hacen otra cosa que canalizar el descontento, que en la vertiente nacional sí se tornó violento (guerra del agua, guerra del gas) semejando lo ocurrido en otros lugares (Argentina y Ecuador por ejemplo). Ese descontento, surgido de agravios similares -y algunas veces peores- tiene que ver con iniciativas como la que ahora cobra fuerza en México. Me refiero a la promoción del voto nulo.  A propósito es interesante lo que comenta Rodrigo Salazar:

«El voto nulo es un ejercicio moral válido que no le hace daño a nadie. Constitucional y legalmente es una opción. Lo que sí creo es que, como mensaje, no va a servir de mucho. Es decir, si un partido no gana ni pierde nada, no va a reaccionar, incluso aunque fuese un alto porcentaje de nulidad como en el caso sin precedente de Argentina, donde fue del 20 por ciento. Y sin embargo no pasó nada, la clase política sigue siendo la misma.

El voto nulo es importante expresivamente; es ser consecuente con nosotros mismos, pero no tiene ninguna otra repercusión.»

Es revelador que todos los frentes políticos y que la máxima expresión del conservadurismo -la iglesia católica- rechacen unánimemente la anulación del voto (Iglesia católica contra el voto nulo). ¿Será por miedo al fin de los privilegios? No quiero pecar de inocente. No me refiero a la posibilidad de «cambio». Aludo mas bien al fin del monopolio político, a las candidaturas ciudadanas.

Como ha pasado con internet (web 2.0) vemos la transición de la política 1.0 (caudillismo, partidos tradicionales, sacralización de la figura «presidencial» y otras instituciones -que como el papado católico presumen de infalibles) a una política 2.0 que curiosamente comparte el interés «social, real y participativo» de su contraparte digital. Los verdes ecologistas mexicanos por ejemplo al carecer de figuras destacables o por lo menos mínimamente presentables (su presidente nacional es un tránsfuga, ex boxeador de marras, socialité y chico big brother) utilizan a dos «actores» de telenovelas (aquí queda mejor el término español: culebrones) para dar a conocer sus propuestas:

Otra agrupación llamada Convergencia no se queda atrás (con una señora Andere que no tenía el disgusto de conocer):

Y el PRD, entendiendo que ahora no existes si no superas la centena de contactos en Facebook, recluta a tres candidatas taquilleras: la velocista Ana Gabriela Guevara y las escritoras light Guadalupe Loaeza y Laura Esquivel.

Suficiente. No me quiero enfangar más con lo que hacen otros partidos como el PAN o el PRI (que también tienen una enorme cola que pisar). Una lectura cuidadosa de la cita de Salazar sobre el voto nulo aplica a toda esta triste realidad de la política mexicana (y por extensión a la política latinoamericana) y en particular a las campañas políticas : todo esto se ve bonito, es válido, no hace daño. Constituye una opción. (Pero) no va a servir de mucho. ¡Viva la política 2.0!

Confieso que he sido tímido. Pero mis escarceos con la timidez -o si se quiere con su grado extremo, con la fobia social– no han dejado secuelas. En todo caso no algunas de las cuales quisiera deshacerme. O dicho de una manera más drástica, «curarme» como sugiere la prensa siempre a la pesca de ese tipo de noticias («Un spray nasal contra la timidez«).

Mis ataques agudos de timidez, como los de cualquier otra persona no tan pagada de sí, pueden describirse mejor si revisamos algunos sinónimos como retraimiento (sí, pero selectivo), cobardía (quizá, ¿quién no lo ha sido alguna vez?), apocamiento (en ocasiones), falta de arresto (no sistemático), azoramiento (episódico), ñoñería (definitivamente no), poquedad (para nada), pusilanimidad (tampoco, por suerte) y turbación (extraña, pero intensamente emocional).

Si son tímidos hagan algo así y verán que revelador es…

Dan McGuire comenta (Science news, 1975)

«(que) sería interesante ver estadísticas de cuantas personas tímidas inician guerras, cometen crímenes y violencia y agreden a otros imponiéndoles sus opiniones.»

«Sospecho –añade McGuire- que muchos, si no la mayoría de las personas tímidas lo son sólo en presencia de personas agresivas y se comportan más relajados y seguros de sí mismos con gente de una naturaleza similar. La gente tímida es manipulada para pensar que ellos deben cambiar porque ellos no son como la gente agresiva o extrovertida, y (los tímidos) temen defender sus creencias frente a los más agresivos. ¡Nada más piensen que pacífico sería el mundo si los que tuviesen que cambiar fuesen los individuos agresivos!

¿Cuánto poder cerebral, creatividad, cuántas buenas cosas se han perdido a lo largo de los siglos porque la gente carece de la sensibilidad para escuchar a, o de preguntar las opiniones de la gente tímida?»

Un pensamiento similar me obliga a suponer que los tímidos pueden devenir en autoritarios, pervertidos y criminales llanos. Leo -con horror de quien puede dar un buen puñado de ejemplos de ese tipo de especímenes- a Cioran que dice:

«Cuanto menos te interesan los hombres, más tímido te vuelves delante de ellos, y cuando llegas a despreciarlos, te pones a balbucear…» («El Ocaso del pensamiento«)

«Más que una reacción de defensa, la timidez es una técnica, perfeccionada sin cesar por la megalomanía de los incomprendidos» («Silogismos de la amargura«)

Por eso cosas casuales -que los tímidos saludan con devoción- hacen que agarren confianza. Mucha confianza. Incluso confianza que involucra madres e hijas. Y que digan cosas como «Hola oscuridad, mi vieja amiga. He venido a hablar contigo otra vez…»

Como dirían los españoles: ¡Tío, la timidez mola!

Pero también la timidez extrema puede hacer que el siguiente texto sobre agresividad, que aplica para perros (enlace) también sea conveniente a (ciertos) congéneres:

«El animal se comporta como si estuviese en estado salvaje y atacará al verse acorralado huyendo tras la agresión. El principal motivador de este tipo de agresividad es el miedo y se deriva de un mal periodo de socialización.»

Al respecto, hay quien opina que los hijos de padres autoritarios que imponen reglas estrictas sin mucho espacio para la negociación y el consenso generan «niños ordenados y eficientes, pero también muy tímidos y dependientes» (Burgess, 2001). Lo cual me recuerda otra película: «Das Experiment» (El experimento, 2001) en la cual dos grupos de voluntarios simulan ser presos y guardias, pero sobretodo se trata de la confrontación directa del rebelde y creativo Tarek Fahd (Moritz Bleibtreu) y de Berus, el «jefe» de los guardias (Justus Von Dohnànyi) empleado de una línea aérea muy «ordenado y eficiente» -seguramente un pusilánime en las situaciones más triviales de la vida diaria- pero insospechadamente agresivo en la situación anómala que plantea la película.

Del fandango, a la zamacueca, a la cueca y la marinera

Del fandango, a la zamacueca, a la cueca y la marinera

En Perú le dicen marinera. En Chile usan el mismo término que nosotros: cueca. En todos los casos se trata de un ritmo bailable. Nadie puede afirmar que alguna sea mejor o peor. Todas tienen origen español tal como sugiere el cuadro de Pérgamo y cols. que emparenta nuestros bailes nacionales (argentinos, bolivianos, chilenos y peruanos -en estricto orden alfabético) con el fandango, lo cual es difícil de imaginar sobretodo si escuchamos una obra maestra del barroco, como el «Fandango del padre Antonio Soler», que personalmente me recuerda más a la marinera que a sus otros primos latinoamericanos

Precisamente la zamacueca peruana fue introducida a Chile en la segunda década del siglo XIX. Y tuvo tanta aceptación que en el propio Perú -según dice Abelardo Gamarra (link)- comenzaron a conocer ese ritmo como «chilena». Y como en el 79 tuvimos una guerra que nos enfrentó (la del pacífico) surgió la necesidad de cambiarle el nombre al baile aprovechando la saga del buque «monitor Huáscar» y su valerosa tripulación (otra vez Gamarra, 1899):

«…fuimos nosotros los que una vez declarada la guerra entre el Perú y Chile creímos impropio mantener en boca del pueblo y en sus momentos de expansión semejante título; y sin acuerdo de ningún consejo de Ministros, y después de meditar en el presente título, resolvimos sustituir el nombre de chilena por el de marinera; tanto por que en aquel entonces la marina peruana llamaba la atención del mundo entero, y el pueblo se hallaba vivamente preocupado por las heroicidades del Huáscar, cuanto por que el balance, movimiento de popa, etc. etc., de una nave gallarda, dice mucho con el contoneo y lisura de quien sabe bailar, como se debe, el baile nacional. Marinera le pusimos, y marinera se quedó…»

Pero no pretendo seguir hablando de la marinera ni de la cueca chilena: por obvias razones puedo y debo hablar de la cueca boliviana, que aunque se baila yo diría que más se siente y se vive. No me atrevo a decir que sea nuestro ritmo nacional pero sí que es único. Tanto que una especie de segundo himno boliviano es precisamente una cueca, que le canta a nuestra idiosincrasia y es el son de nuestras tristezas y alegrías, como debe ser toda buena cueca. Me refiero a «Viva mi patria Bolivia» que les presento a continuación en la versión más conocida cantada por Pepe Murillo y Luis Rico (entre otros) y con el charango insuperable del maestro Ernesto Cavour

Y también con banda -o mejor dicho, con todas las bandas orureñas

O en esta extraña pero valiosa versión folk de Joan Baez y Mimi Farina

Y aunque habría miles de ejemplos (nada más para comenzar dejo arrinconadas «Tanto te amé«, «El regreso» / «El regreso (otra versión)« e «Infierno Verde«) creo que con lo que sigue quedará claro lo que no consigo decir y sí logran con creces las voces de Jenny Cárdenas [«No le digas«] y el charango del maestro William Ernesto Centellas [«Soledad«]

«Soledad, soledad…
esta noche estoy muy triste
se me ha ocultado la luna
y no cabe duda alguna
que
se fue porque te fuiste. (Bis)
Soledad, soledad…
en la soledad de mi alma
lloraré mi desventura
si el orgullo me da calma
que se acabe mi amargura.

Si solo estoy aquí

sin tu querer mi bien

-si algún día tú volvieras

a devolverme la calma (bis)»

Torpemente llamada "A bullet for the general" en los EEUU

Torpemente llamada "A bullet for the general" en los EEUU

Un tema recurrente de los spaghetti westerns es la revolución mexicana. En 1966 Damiano Damiani dirigió a Gian Maria Volonte, Lou Castel y Klaus Kinski (entre otros) en una película llamada «¿Quien sabe?». El tema principal («Ya me voy«, cantado por Ramón Mereles) que además acompaña el inicio de la película pueden escucharlo a partir del minuto y 27 segundos (1:27) en el vídeo a continuación

Otro gran hit es «Grand duel (parte prima)» que muchos piensan fue compuesto para Kill Bill vol. 1 pero como su nombre sugiere también proviene del spaghetti western (1972). Es imposible no trasladarse a un rincón polvoriento del imaginario oeste gringo (ambientado en Almería, España) y ver llegar al héroe -Lee van Cleef- vestido de negro y dispuesto a enfrentar a los villanos porque el sheriff Clayton «vió quien mató al viejo Saxon»:

ENLACE para Grand Duel

Y esta otra joya que es una SORPRESA

En 1994 Mario Ruoppolo nos decía, gracias a Antonio Skármeta y Michael Radford, que era hombre, comunista y poeta

Mar y tango

Mar y tango

Y aunque en el OST también estaba Madreselva con Gardel cantando pian pianito el tema principal arrasaba:

Luis Enríquez Bacalov dice que le pidieron el tema de «¿Quién sabe?» porque era argentino y seguro sabía «historias de mexicanos». Y seguro algo sabía pues su «Ya me voy» no desmerece. Ni qué decir de sus piezas para westerns (de las que Grand duel y Django solo son pequeñas muestras). Pero zapatero a tus zapatos, porque en Grand duel parece que fuera a arrancar una zamba que se va quedando y el rumbo se retoma con autoridad en Il Postino ¡A punta de piano y bandoneón!

Philip Roth según Frances Belleville

Philip Roth según France Belleville

"Nuestra pandilla" (Mondadori 2008)

"Nuestra pandilla" (Mondadori 2008)

El 7 de Noviembre del 71 Dwight McDonald (NY Times) escribió:

«Nuestra pandilla» es una sátira política que he hallado rebuscada, injusta, de mal gusto, perturbadora, lógica, tosca y muy graciosa – Me reí ruidosamente 16 veces y dentro de mí una cantidad estadisticamente inverificable. Dicho brevemente, (es) una obra maestra. Las hipótesis más fantásticas -fantasías que, por desgracia, leemos diariamente en los periódicos y vemos en la TV nocturna- son desarrolladas con la lunática lógica de la «Modesta propuesta para prevenir que los niños de la gente pobre de Irlanda sean una carga para sus padres y el país»  de Swift (es decir, engordándolos para consumo como tocino del desayuno inglés). ¿Qué tan injusto se puede ser? «Nuestra pandilla» es un sólido segundo lugar. Como un inveterado americano, estoy encantado con la manera como las más extremas divagaciones satíricas de Roth -como aquellas de Mark Twain, Ring Lardner y Nathaniel West–tomadas de una base sólida de conocimiento volkische (popular);  nuestra jerga; y el carácter nacional que expresa, parecen alarmarlo tanto como lo han hecho con ellos y conmigo»

Inspirada en la escandalosa administración Nixon esta sátira política no deja títere con cabeza. El relato superlativo parte de un dislate verbal del trigésimo séptimo presidente de los vecinos del norte, pero podría ser parte de un manual de procedimientos para una caterva de políticos (Bush hijo, Berlusconi, Fox, etc.):

«POR CREENCIAS PERSONALES Y RELIGIOSAS CONSIDERO QUE LOS ABORTOS SON FORMAS INACEPTABLES DE CONTROL POBLACIONAL. AÚN MÁS, LAS POLÍTICAS IRRESTRICTAS DE ABORTO, O EL ABORTO A DEMANDA NO COINCIDEN CON MI CREENCIA PERSONAL EN LA SANTIDAD DE LA VIDA HUMANA – INCLUYENDO LA VIDA DE LOS NONATOS. PORQUE, SEGURAMENTE, LOS NONATOS TAMBIÉN TIENEN DERECHOS, RECONOCIDOS EN LA LEY, RECONOCIDOS AÚN EN PRINCIPIOS EXPUESTOS POR LAS NACIONES UNIDAS»

Con esta declaración «filosófica» -como dice McDonald- el protagonista Trick E. Dixon (Tricky para los amigos), se granjea el odio combativo de un violento grupo de radicales: los boy scouts, que fieles a su puritanismo, consideran la frase de Tricky un apoyo implícito al «intercurso sexual». Y el líder enfrenta esta crisis provocada por la ignorancia de la única manera que conocen las personas de su clase: unos cuantos muertos locales (los gandules de la flor de Liz), difamación y chivos expiatorios. Además el Tricky literario emplea una estrategia que también capitalizó en nuestra época George Walker Bush: la invasión preventiva. En este caso contra la república pro-pornografía de Dinamarca (profiriendo un genial «algo huele mal en el estado de Dinamarca» como arenga).

Como el Nixon de la vida real Tricky solo fue presidente de un mandato. Si la historia condenó al primero a una especie de muerte política Roth no se toca el corazón y hace que alguien asesine a Tricky. Esto me resultó inesperado luego de una primera parte un poco excesiva y esquemática. No imaginaba las torcidas intenciones de Roth y eso puso de campanillas el remate de la novela o como diría McDonald citando a Jules Feiffer:

«…(eso) extendió lógicamente la premisa a su conclusión totalmente demente provocando de parte de la audiencia cierta apreciación inesperada«

Luego de unas exequias relatadas con maestría Roth hace llegar a Tricky al mismísimo infierno, donde -no podía ser de otra manera- compite con Satanás por la presidencia del averno y en un giro de tuerca que contrasta con el debate de la vida real entre Nixon y Kennedy (1960) el experimentado Satanás es puesto contra las cuerdas por la «sangre nueva» de Tricky que muy en lo suyo saca de contexto «declaraciones» del innombrable contenidas en un irrefutable libro de pruebas. Dice:

«Este documento que estoy sosteniendo en mi garra es la Sagrada Escritura. No miente. Es ni más ni menos la Biblia de nuestros enemigos».

Específicamente Tricky asesta una seguidilla de golpes bajos empleando el Libro de Job y haciendo ver al villano por excelencia como todo un perrito faldero de Dios. Irónicamente también dice la verdad y eso es de lo mejor de este libro porque esa parte me congeló la sangre pensando en que los políticos siguieran ese ejemplo y dijeran algo como:

«Y pueden responder, «Eso está muy bien, Señor Presidente, ¿Pero con qué preparación cuenta para presentarse al puesto de Diablo responsable?»

(…)

Para citar una nota personal, ustedes saben que yo nací oportunista, allá en California, y durante mis años en la vida pública tuve el privilegio de hacer una serie de tejemanejes con con otros oportunistas. Y pienso que hablo por todos los oportunistas cuando digo que Satanás ha sido una constante fuente de inspiración para nosotros desde tiempos inmemoriales, en las buenas y en las malas. Y quiero que él comprenda a todo lo largo de esta campaña, que respeto no solo la tenacidad con la cual él miente, sino que también su sinceridad al mentir.

(…)

Pero quiero dejar algo perfectamente claro. Por mucho que respete y admire sus mentiras, no creo que las mentiras sean algo en lo cual mantenerse. Mas bien son algo para construir (…) (nadie) puede confiar en las mentiras que ha dicho en el pasado (…) para distorsionar las realidades de hoy (…). Mi propia experiencia ha demostrado que las mentiras del ayer no van a confundir los problemas de hoy en día (…). Y ese el porqué, con todo el respeto para la experiencia de mi oponente, digo que necesitamos una nueva administración en el Infierno, una administración con nuevos cuernos, nuevas verdades a medias, nuevos horrores y nuevas hipocresías…»

Es decir la verdad y nada más que la verdad…

Fábula: El ceñudo Carl Fredicksen, antiguo vendedor de globos y entusiasta de la aventura, acaba de quedarse viudo a los 78 años. No ha podido satisfacer el deseo de visitar una sudamérica soñada junto con Ellie, su difunta esposa. Su casita multicolor comienza a resultarle insoportablemente grande. Además el tranquilo barrio de los suburbios donde vive está siendo sustituido por rascacielos. Un día pierde los papeles con un obrero que accidentalmente le rompe el buzón -un objeto plagado de recuerdos- y no tardan en declararlo peligroso para la sociedad: tanto que un juez resuelve mandarlo a un asilo. El día que van a buscarlo un resignado Fredicksen pide que le permitan entrar para ver por última vez su casa. Los enfermeros aceptan pensando en el enésimo adulto mayor melancólico. Poco después los sorprende un estruendo: La casa se eleva ante sus ojos propulsada por miles de

globos

Y la casa vuela y vuela y el triunfante Carl está cómodamente sentado en su comodísima poltrona mientras suena un alegre dadadadá dadadadá tururu

que súbitamente es interrumpido por un anticlimático golpeteo a la puerta . ¿Quien toca al número 18? Vean a continuación

Claro, el que toca es Russell, su compañero de viaje.

Al principio de la película una pletórica y chimuela Ellie le muestra al jovencísimo Carl su libro de aventuras que tiene reservada toda una sección en blanco para las «cosas a hacer» una vez alcanzado el destino soñado de la aventura, que es donde finalmente arriba el jubilado Carl. Pero su premio no está en una circunstancial cascada Paraíso. El premio para los protagonistas (Carl, Russell, Kevin y Dug) y para nosotros es encontrarse, es la vida y vale -no me cabe la menor duda- una corcholata de refresco de uva.

Los protagonistas

Los protagonistas

La insignia de Ellie

La insignia de Ellie

En una jornada inusualmente activa Xavier Velasco escribe una columna «Un poco de idiología» (Milenio 6/06/2009) que va como anillo al dedo ante mi duda de porque somos como somos. Velasco escribe:

«Hay cuando menos dos clases de idiota: el que es y el que está. En términos prosaicos (gracias Xavier), quien así ha sido siempre y quien así se pone»

Y antes de seguir con eso debo mencionar un tipo especialmente virulento de idiotez que lista el señor Velasco: la idiotez ideológica.

Si uno abre el periódico estos días o ve la televisión o escucha en la radio una noticia que habla de un país lejano, aislado, con una economía perpetuamente en crisis, gobernado por un fanático que con los ojos inyectados de odio llama a las masas a apoyar sus designios y luego otros representantes «populares» mucho más fanáticos hacen eco de ese llamado y prestos y ansiosos de sangre claman por expulsar del territorio a personas de un país limítrofe en represalia a la presencia incómoda de un gobernante ajeno a la «ideología» del líder local. Y si como excusa se plantea que el vecino se opone a entregar a unos asilados políticos juzgados de antemano en su país de origen «por el mandato popular» -y el dedo flamígero del líder, que además insiste en atacar no solo a su rival sino que se excede en los comentarios adversos sobre asuntos que solo competen al vecino uno puede pensar que se trata de esas zonas en el mundo donde abunda el fanatismo religioso y que esa noticia trata de mullahs, fatwas, yihads, muyahidines y especies similares. Pero no…

El entrometido en cuestión es Evo Morales. Los agraviados son Perú y Alan García. En ese orden. García no es de mi agrado pero debo reconocer que se ha portado como se espera de un mandatario, sin golpes bajos ni cotilleo. Y puesto que primero se pretende ofender no a la persona del presidente sino al ciudadano Alan García, cuyas ideas son precisamente opuestas a las ciudadano Evo Morales, el presidente García decide -en buena hora- no responder las chicanerías del extraviado presidente que tenemos. Y ni siquiera Evo es original en su pleito de barrio con Perú, porque esto recuerda sospechosamente el conflicto Chávez contra Uribe aunque es preciso reconocer que el troglodita venezolano es de otra categoría en cuanto a dislates. Doblemente sospechoso es que Chávez comenzara las agresiones anticolombianas precisamente en vísperas de elecciones tal como ha hecho su acólito cocalero (en diciembre votamos pase lo que pase).

Hoy escuché radio Panamericana de La Paz y un miembro de la bancada oficialista hablaba de consecuencia ideológica como el argumento que justificaba los desvaríos de Evo y el llamado a las armas para expulsar a los peruanos en El Alto. ¡Ahora sí que ya somos como Irán! (¿y Evo es nuestro ayatollah?)

Vale la pena corregir, siguiendo el texto de Velasco, que lo de Evo y su gente es consecuencia con (una) idiotez ideológica. Ni más ni menos. Y respecto a la taxonomía de esa «consecuencia» mejor que cada quien responda a la pregunta: ¿Es de SER, o es de ESTAR?

Para entender la magnitud de la depreciación de los activos de GM y su contexto es muy relevador el texto que apareció el 13 de mayo pasado en «The Daily Reckoning» (enlace). En esencia el reporte señala que ante evidentes signos de recuperación financiera (el Dow Jones subió 50 puntos, el petróleo alcanzó 60 dólares el barril, …¡hasta el dólar subió su cotización respecto al euro!) como pesados animales migratorios dirigiéndose a zonas menos afectadas por la sequía dos connotadas bestias iban a contracorriente: una de esas bestias económicas era -evidentemente- GM, cuyas acciones se vendían (en esa época de mayo) en 1.15 dólares la unidad o un costo total de 700 millones de dólares (para dar una idea, en 1996 una empresa italiana que ahora forma parte de Telecom, adquirió el 50% del paquete accionario de la telefónica nacional de Bolivia, nuestra querida ENTEL, en 610 millones de dólares menos depreciados que los 700 millones que hora vale la GM. Y eso que hablamos de la mitad del valor de ENTEL). Lo peor es que la otra bestia que va en sentido contrario y desbocándose mucho más rápidamente que la propia GM es Estados Unidos que -según el Reckoning- gasta dos dólares por cada dólar que ingresa a sus arcas. Otro animal mastodóntico unido a esta troupe suicida es la mastodóntica California, que según leo va a quedarse sin dinerito para julio a pesar de los mejores esfuerzos del gobernator. Bill Bonner, el autor del artículo titulado «GM and US going broke» señala que en los negocios y el poder imperial siempre se llega a un punto de quiebre en el cual una serie de errores forzosos llevan a la debacle. «Con el tiempo todas las empresas quiebran» dice. Y hablando de los poderes imperiales y parafraseando a una amiga (también) a cada cerdo le llega su sábado. Sino que los estadounidenses revisen la historia y piensen en el destino de armadas invencibles, en Waterloos y Ostfronts.

 

No creo que sea para tanto...

No creo que sea para tanto...

Y la cosa se mueve: veo en el novísimo Google finance (novísimo al menos para mí) que cada acción de GM ahora cuesta 0.494 dólares. Pero para seguir el pulso segundo a segundo les sugiero que entren al siguiente enlace.

Si un día despierto y todo está inusualmente tranquilo y silencioso, sin nada que perturbe la mañana salvo unas columnas de humo elevándose en la lejanía, todos los perros de la zona ladrando como poseídos y el cielo se observa plagado de ceniza no perderé el tiempo encendiendo el radio o buscando una explicación en internet. Tampoco me apresuraré rumbo al aeropuerto o hacia una de las salidas de la ciudad. Mucho menos pensaré en asegurar mi posición o subir a la azotea. Inmediatamente saldré hacia la casa del único par de personas que conozco están preparadas para enfrentar este tipo especial de contingencias. Una vez ahí estaré a salvo. Mansamente dejaré que ellos se encarguen de la situación -que ya tienen mucho tiempo esperando- y si se puede trataré de seguir sus pasos, intentaré dominarme y no estorbar sus movimientos. Imagino que tendré que recargar sus armas, alinear ordenadamente sus molotovs, sacar filo a sus hachas, aceitar sus motosierras y todas esas cosas que mi sobrino de seis años puede hacer mucho mejor que yo desde que ya no va al kinder. Toda precaución es poca, diría mi hermano al respecto. Si surgen dudas y entre oleada y oleada podré encontrar la información requerida en su extensa biblioteca. Claro que no tendré el aplomo necesario para hacer pasar las horas muertas como lo harían ellos: Es decir viendo «Los Simpsons» o «Dexter» o esa mentada versión del director de «Ichi the killer» que tanto disfruta mi cuñada. Quizá ahí su perro -tan ajeno a todo eso como yo- sea mi mejor compañía mirándome desde su escondite debajo de la mesa. Sobretodo mientras trato de recordar que hacer si una de las defensas que tan meticulosamente han preparado mis familiares cae. O revisando la bitácora y al preparar los víveres («raciones del ejército y licuados de proteínas de alto valor biológico» me corregirá tajante mi hermano. Despúes de todo es por mi bien) o al disfrutar de las últimas reservas de coca cola light a kilómetros a la redonda mientras mi cuñada indica el límite derecho del perímetro donde una vez más se nota movimiento lo cual es algo que mi hermano dice que no esperaba sin cambiar ni siquiera un poco su expresión de deportista concentrándose para la prueba máxima. Y luego de limpiarse las manos en los pantalones y correr la ventanilla de observación apunta fijamente teniendo en cuenta el viento y la reducción de la velocidad del proyectil sin que transcurran más que dos segundos. Y para cuando puedo asimilar lo que está pasando la desaforada risa de mi cuñada me aterra más que todo lo que he visto y oído en los últimos días. Sponky -el perro- se ha calmado y se dispone a dormir una vez más.

Días despúes estamos todos sentados mirándonos desde las esquinas. Sería mejor decir que ellos me están mirando a mí. No puedo dormir, no aguanto la comida, tiemblo como junkie que no ha conseguido dosis y he terminado por hacerme sangrar los dedos de tanto intentar comerme las uñas. Está decidido: debemos ir hacia el otro refugio. Pero primero necesitamos provisiones. Mi hermano y su esposa disputan sobre la velocidad que esas cosas alcanzan y cuanto hay que correr para llegar a salvo al depósito, sobre que distracción usar para pasar por el flanco menos protegido y como usar los lanzallamas para mantenerlos a raya. «Una vez que estemos en la entrada del túnel es pan comido. Ellos no tienen cerebro» dice R, mi cuñada. Cuando menos lo esperan los interrumpe mi voz: He leído que solo son capaces de oler grupos de más de tres personas. Estaba en tus anotaciones- le digo a mi hermano. Un instante de duda flota en medio de nosotros. El baja la cabeza y no es capaz de pronunciar palabra. R se acerca y le acaricia el rostro. Mientras tanto mi sobrino termina de raparse, junta delante de sí el montoncito de cabello y se sienta en posición de loto al lado de ellos. Mira con cariño a su padre y luego a mí con algo de odio. En un instante les expongo el conocimiento que he adquirido sobre el tema (que no es moco de pavo). No les sorprende que sugiera un plan alternativo.

Así que una vez que cronometramos relojes soy yo el que sale rumbo al depósito. A última hora convencí a mi hermano que no necesitaba los lentes de visión nocturna. Nunca he usado lentes a pesar de tener un astigmatismo que podríamos denominar como «psicológico». Además conozco la zona perfectamente y sé que puedo moverme lentamente sin correr el menor riesgo, llegar al edificio correcto, correr la trampilla, hacer pie dentro y cargar las bolsas que tengo preparadas. No tomaré mucho, sólo lo necesario para tres días de viaje. Eso es lo convenido.

Afuera hace frío. Es una noche sin luna. Cuento los cien pasos que me separan de la cisterna. Me detengo donde mi sobrino y yo solíamos jugar. Eran buenos tiempos. De aquí en adelante es mejor seguir a rastras. Antes de dar vuelta hacia el tramo más concurrido (desechos, mugre, brazos, piernas: lo usual) me doy vuelta e informo de mi posición con el apuntador láser que me ha dado mi hermano. No espero respuesta. Avanzo unos veinte minutos destrozándome las rodillas. Me pongo de pie y voy tanteando la pared. Algo viscoso y fresco me impregna los dedos. De momento no lo considero un mal indicio. Tal como me han indicado pronto encuentro la depresión que abre la trampilla. Luego de despejar la entrada me deslizo al interior. Me duelen los dedos como siempre que hay humedad en el ambiente y me cuesta llegar al segundo nivel del depósito. Una vez ahí reviso que mi ridícula arma siga en posición. Una precaución inútil porque nunca seré capaz de utilizarla. De todas maneras la pongo encima de la caja que tengo enfrente y por fin enciendo la luz tipo minero que llevo en el casco. El paraíso se extiende delante de mí. O al menos mi versión no patentada del paraíso con torres y torres de provisiones y mucha Coca Cola. Absorto por este último detalle apenas recuerdo sacar mis instrucciones escritas en una Moleskine color rojo. Como reza la cuidadosa letra de mi hermano abro el primer cajón de la izquierda, me pongo los audífonos y enciendo el ipod. Mientras espero el start up e instintivamente bajo un poco la luz dando unos sorbos largos de mi bebida favorita entiendo el secreto del mantra: la palabra es un acto, un ejercicio de poder. Voy reuniendo las cosas de aquí para allá y escucho, escucho lo que mi hermano ha tenido el cuidado de grabar:


«Todos los ejércitos humanos necesitan provisiones, este ejército no necesita comida, munición, combustible, ¡Ni siquiera agua para beber o aire para respirar! No existen líneas logísticas que cortar, ni depósitos que destruir. No puedes rodearlos y matarlos de hambre , o dejarlos “marchitar en la vid”. Encierra cien de ellos en una habitación y tres años después ellos saldrán tan mortales como siempre. Es irónico que la única manera de matar un zombie sea destruir su cerebro, porque como grupo, no tienen un cerebro colectivo del cual hablar. No existe el liderazgo, ni cadena de mando, comunicación o cooperación de nivel alguno. No hay un presidente al cual asesinar, ni búnker de comando que puedas atacar quirúrgicamente. Cada zombie es su propia unidad autocontenida, automática, y esta ventaja final es lo que realmente encapsula todo el conflicto.

 

 

Tú has escuchado la expresión «guerra total»; es bastante común a lo largo de la historia de la humanidad. Casi en cada generación algún bocón gusta decir como su pueblo ha declarado la «guerra total» contra un enemigo, lo que significa que cada hombre, mujer y niño en su nación empeñaba cada segundo de sus vidas a la victoria. Eso es una mierda en dos niveles básicos. Primero que nada, ningún país o grupo está jamás cien por ciento dedicado a la guerra; eso es simplemente físicamente imposible. Puedes tener un porcentaje alto, de manera que mucha gente se parta el culo por un buen tiempo, ¿pero toda la gente y todo el tiempo?

¿Y qué con los mañosos, o los objetores de conciencia? ¿Qué con los enfermos, los heridos, los viejos, los niños? ¿Qué pasa cuando estás durmiendo, bañándote o descargando la tripa? ¿Es una «descarga por la victoria?

Es la primera razón por la cual la guerra total es imposible para los humanos. La segunda es que todas las naciones tienen sus límites. Pueden existir individuos en un grupo dispuestos a sacrificar sus vidas; incluso puede existir un número relativamente alto para la población, pero la población como un todo eventualmente alcanzará su punto de quiebre emocional y fisiológico. Los japoneses alcanzaron el suyo con un par de bombas atómicas. Los vietnamitas podrian haber alcanzado el suyo si hubiésemos tirado un par más, pero gracias al Santísimo Cristo, nuestra voluntad se quebró antes de llegar a eso. Esa es la naturaleza de la guerra humana, dos lados tratando de empujar al otro más allá de su límite de resistencia, y no importa cuanto nos guste hablar de la guerra total, ese límite siempre está ahí… a menos que tú seas uno de los muertos vivientes.

Por primera vez en la historia, enfrentamos un enemigo que estaba activamente librando una guerra total. Ellos no tenían límites de resistencia. Ellos nunca negociarían ni se rendirían. Y lucharían hasta el verdadero fin porque, a diferencia de nosotros, cada uno de ellos, cada segundo de cada día, estaba dedicado a consumir toda la vida en la Tierra. Esa es la clase de enemigo que estaba esperando por nosotros detrás de las Rocallosas. Esa es la clase de guerra que tenemos que luchar.»

Inmediatamente pienso «disco 5, Guerra Mundial Z» y veo el botón rojo que tintinea debajo de la consola, al tiempo que escucho el eco de los ruidos que hago, y de enormes puertas cerrándose por todos lados en el edificio y entiendo que no tengo otra opción que decir «objetivo cumplido» y derrumbarme cuando veo mi rostro moviéndose en el centro de la pantalla del ipod pues alguien me graba. Alguien que a lo lejos dice «Roger» y que nunca más volveré a ver o escuchar. O quien sabe.

"Guerra mundial Z" (Max Brooks)

"Guerra mundial Z" (Max Brooks)


 

 

 

 

 

 

Por primera vez en la historia, enfrentamos un enemigo que estaba activamente librando una guerra total. Ellos no tenían límites de resistencia. Ellos nunca negociarían ni se rendirían. Y lucharían hasta el verdadero fin porque, a diferencia de nosotros, cada uno de ellos, cada segundo de cada día, estaba dedicado a consumir toda la vida en la Tierra. Esa es la clase de enemigo que estaba esperando por nosotros detrás de las Rocallosas. Esas es la clase de guerra que tenemos que luchar.Por primera vez en la historia, enfrentamos un enemigo que estaba activamente librando una guerra total. Ellos no tenían límites de resistencia. Ellos nunca negociarían ni se rendirían. Y lucharían hasta el verdadero fin porque, a diferencia de nosotros, cada uno de ellos, cada segundo de cada día, estaba dedicado a consumir toda la vida en la Tierra. Esa es la clase de enemigo que estaba esperando por nosotros detrás de las Rocallosas. Esas es la clase de guerra que tenemos que luchar.No food, no ammo, no fuel, not

even water to drink or air to breathe! There were no logistics lines to sever, no
depots to destroy. You couldn’t just surround and starve them out, or let them
«wither on the vine.» Lock a hundred of them in a room and three years later
they’ll come out just as deadly
It’s ironic that the only way to kill a zombie is to destroy its brain, because, as a
group, they have no collective brain to speak of. There was no leadership, no chain
of command, no communication or cooperation on any level. There was no
president to assassinate, no HQ bunker to surgically strike. Each zombie is its
own, self-contained, automated unit, and this last advantage is what truly
encapsulates the entire conflict.
You’ve heard the expression «total war»; it’s pretty common throughout human
history. Every generation or so, some gasbag likes to spout about how his people
have declared «total war» against an enemy, meaning that
every man, woman, and child within his nation was committing every second of
their lives to victory. That is bullshit on two basic levels. First of all, no country or
group is ever 100 percent committed to war; it’s just not physically possible. You
can have a high percentage, so many people working so hard for so long, but all of
the people, all of the time? What about the malingerers, or the conscientious
objectors? What about the sick, the injured, the very old, the very young? What
about when you’re sleeping, eating, taking a shower, or taking a dump? Is that a

Mientras en Cannes llama la atención la «Inglourious basterds» de Tarantino voy terminando de ver una película de 1977 que fue dirigida por un tal Enzo G. Castellari. Este director fue famoso por una serie de espaghetti westerns sesenteros -que sin duda infundieron vigor al género- como Go Kill and Come BackSeven Winchesters for a Massacre y Go Kill Everybody and Come Back Alone. Castellari siguió con la racha exitosa en los setentas con su Keoma (1976), que obviamente también era de vaqueros. Pero hablo de esto no como una reacción hiperviolenta (con Winchesters y Colts) contra el cine bélico ni las extravagancias de Tarantino (Además la Basterds se verá por estos lados en Agosto y eso si bien nos va).

Sobre la película que ví les voy a dar una pista: ¿Qué podrían hacer juntos un actor sueco emigrado a Estados Unidos, PhD en metafísica y exalumno de UCLA junto con un negro exjugador de fútbol, arquitecto y luego actor de cine de acción? 

Respuesta: ¡Una película grindhouse!

Pero no cualquier película grindhouse, sino una muy especial…

Ustedes ya saben que hay nazis, balazos, operaciones encubiertas, unos cuantos desnudos que no vienen al caso y que cualquier parecido con «Los doce del patíbulo» (The dirty dozen – 1967)  es mera coincidencia.

También conocida como GI Bro (Por Fred Williamson)

También conocida como GI Bro (Por Fred Williamson)

 

El título italiano de la película

El título italiano de la película

Así fue distribuída en EEUU

Así fue distribuída en EEUU

Dicen que los pósters deben ser mejores que la película

Dicen que los pósters deben ser mejores que la película

 

Yeager, Canfield, Tony, Nick y Berle -los Bastardos sin gloria de Castellari- casi inauguran un subgénero: el espaghetti-bélico. Casi lo lograron. Casi. ¡De no haber sido por aquel maldito tren blindado!

La extinción de dominio es, a decir de María Eloísa Quintero, (enlace)

«…una herramienta jurídica que se implementa contra ciertos bienes, por revestir éstos características especiales; consiste en la pérdida absoluta del dominio que tenía el particular sobre el bien, y su aplicación a favor del Estado (…) en una acción (de) carácter jurisdiccional, el Estado evalúa la situación de los bienes cuando existen sospechas fundadas que señalan que éstos provienen directa o indirectamente de actividades ilícitas,(o si han) sido utilizados como medio o instrumento para la comisión, o son el fruto o el resultado de la enajenación de bienes que tienen origen en actividades ilícitas.»

La experta añade que en la legislación colombiana la figura existe como una ley (la 793) y que es de carácter real patrimonial. Resume:

«En pocas palabras, la Extinción de dominio: 1) no es una pena; 2) tampoco el procedimiento es de carácter penal; 3) la acción es patrimonial; 4) dicha acción tiene por objeto el bien mismo y no el sujeto titular del bien; y 5) recae sobre la cosa, por lo que su naturaleza es real.»

(Aquí aclaro que derecho real implica el poder sobre una cosa).

Pues bien, Evo Morales ha promulgado un decreto (DS138) que autoriza la confiscación de bienes de aquellos involucrados con el terrorismo y la secesión (enlace). Después de batallar un poco lo he hallado en línea. En esencia se refiere a lo siguiente:

a) ARTÍCULO 3 (Ámbito de aplicación): «…el patrimonio, medios e instrumentos para la comisión o financiamiento que pertenecieren a los imputados, o posibles instigadores y cómplices de las conductas calificadas por el fiscal como terrorismo, sedición o alzamientos armados contra la seguridad y la soberanía del Estado, desde la medianoche del momento del hecho delictivo.»

b) ARTÍCULO 4 (Aplicación de medidas cautelares de carácter real) I. «…   por la supuesta comisión del delito o ante la flagrancia (la autoridad competente) requerirá ante el Juez de Instrucción, la incautación del patrimonio, medios e instrumentos que pertenecieran a los imputados, y posibles instigadores y cómplices de las conductas calificadas como terrorismo, sedición o alzamientos armados contra la seguridad y soberanía del Estado.

(…)

III. El Fiscal podrá requerir la retención de fondos de los imputados y posibles instigadores y cómplices ante el sistema bancario y de entidades financieras a través de la Autoridad de Supervisión del Sistema Financiero. La incautación se aplicará aunque los fondos de recursos financieros no hayan sido usados efectivamente o no se hayan llegado a producir los actos de terrorismo, sedición o alzamientos armados contra la seguridad y soberanía del Estado.

c) ARTÍCULO 5 (Procedimiento para la aplicación de medidas cautelares de carácter real) I. El o la Fiscal (…) solicitará al Juez o la Jueza de la Instrucción la incautación de bienes sujetos a confiscación (…)

II. Resolución de incautación. El Juez o la Jueza de Instrucción Penal (…) dispondrá:

a) La incautación de los bienes inmuebles, valores y dineros que hayan podido servir a la comisión de los delitos de terrorismo, sedición o alzamientos armados contra la seguridad y soberanía del Estado.

(…)

d) Si luego de celebrado el juicio se determina la sentencia condenatoria y aquélla adquiere ejecutoría, los bienes incautados pasarán a la categoría de confiscados y pasarán a propiedad del Estado, sin derecho a indemnización alguna.»

Es natural que el estado proceda con todos los medios legales a su disposición en contra de los criminales y quienes atenten contra la soberanía. Estados Unidos hizo algo así después de los sucesos del 11 de Septiembre. Pero si el marco legal está viciado (como ocurre en nuestro caso con aquello de la justicia comunitaria que reconoce la nueva constitucìón) veo muy cercanos en el horizonte actos de represalia contra los partidarios de la oposición, de manera que a la agresión física en los casos Cárdenas y Fabricano (enlace 1 y enlace 2) puede sumarse una confiscación por «mandato popular» orquestada desde el estado y disfrazada de extinción de dominio. José Gregorio Hernández Galindo, expresidente de la corte constitucional de Colombia, advierte la diferencia entre ambas figuras (enlace):

«La confiscación, que es otra figura completamente diferente, está prohibida en nuestro ordenamiento jurídico, en el artículo 34 de la Constitución. La confiscación implica despojo absoluto de los bienes de una persona sobre su patrimonio, a título de sanción penal y a título de pena. Esa confiscación es altamente lesiva de los derechos humanos, como lo manifiestan los tratados internacionales, es lesiva a nuestro reconocimiento de los derechos básicos de una persona, plasmados en la Constitución»

 Lamentablemente el gobierno sienta las bases para una situación muy precaria y que puede llevar a mayor conflicto. ¿Será que realmente Evo pretende provocar una guerra civil?  


Star Trek: la primera película basada en la serie televisiva

Star Trek: la primera película basada en la serie televisiva

Mi primer contacto con el universo trekkie fue penoso. En los ochentas mi madre nos llevó a ver Star Trek (que data de 1979 pero en aquel entonces yo creo que no había «estrenos mundiales» por la sencilla razón de que no existía la piratería) y ciertamente mi hermano y yo no soportamos las truculentas secuencias de la película. Por lo menos eso pensó mamá que nos sacó de la sala. Una vez  afuera nos contentó con unos helados fenomenales como todo lo que tiene que ver con la infancia. Lo peor de todo es que la fuente del terror fuera el impasible señor Spock y sus temibles rasgos orientales (después de todo esto está hecho por gringos y para gringos, ¿no?). Por suerte tiempo después pude disfrutar de la serie de tv y me hice fanático de la maniobra vulcana, de los fazers, de la teletransportación, el viaje warp y de ir a donde nadie jamás ha llegado. Para cuando llegó La Ira de Khan era un devoto en regla. Después de todo solo esta franquicia era capaz de hacer frente al universo Star Wars con decencia (sí, la Battlestar Galactica original quedaba muy por detrás de ambas). La debacle comenzó cuando el tiempo hizo ver a Shatner cada vez menos Kirk (creo que al resto de la tripulación los años no los trataron tan mal) y cada vez más apto para «Boston Legal» (donde hasta pasa por un poquito cucú). Luego vino lo de Next Generation y Deep space nine y cuando en Star Wars Lucas empezaba a contar al revés con sus decepcionantes Episodios I, II y III pensábamos que por lo menos no se enfangaba la tradición de la saga de Roddenberry con «precuelas» o spin offs al estilo OC (léase ou-zi) o si quieren al estilo 90210 para los que ubican una época previa. Pero entonces llegó el JJ Abrams de Lost, Misión Imposible II, Cloverfield y otras series y películas con la complicada misión de dirigir Star Trek XI pero sobretodo «resucitar la franquicia» con la osada decisión de retratar a los personajes antes de los famosos cinco años de misión estelar del Enterprise original. En otras palabras con los Kirk, Spock y demás de «jovencitos». No he visto la película (ni siquiera una de esas versiones de producciones Barbarroja) entre otras cosas porque con la contingencia sanitaria cerraron los cines y retrasaron los estrenos del verano. Por eso no puedo pronunciarme al respecto y de momento es mejor dejar hablar al entusiasta: los vecinos del norte, que tienen nombre para todo, hablan de la no winning situation que ocurre por ejemplo cuando Rick Blaine (Humprey Bogart) hace lo que hace para permitir que su Ilsa Lund (Ingrid Bergman) huya de Casablanca: si se va con ella pierde (moralmente), si se queda pierde (físicamente). Así que Rick pierde. A kiss is just a kiss…  

 

No, no, no. Rick no sabe ganar.

No, no, no. Rick no sabe ganar.

Y en el universo trekkie la no winning situation tiene nombre propio, que como imaginarán es Kobayashi Maru (algo así como «barco o nave de madera») y es el nombre de una prueba de entrenamiento para cadetes en la Academia de la flota estelar como vemos en Star Trek II (una nave en desgracia varada en una zona neutral emite una señal de auxilio que el comandante a prueba deberá decidir si acepta o no) y parece ser crucial para el desarrollo de la cinta de Abrams porque precisamente Kirk se hace famoso como el único capaz de superar la Kobayashi empleando una técnica singular. Como nos dice:

«Reprogramé la simulación de manera que fuese posible rescatar a la nave» (…) ¡No me gusta perder! (…) «No creo en un escenario sin victoria»   

Pero también JJ -un reconocido trekkie- rompe las reglas en su propia Koyabashi: La nueva Star Trek no se parece a Star Trek.

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No soy de La Paz pero me rindo ante esta canción del maestro Néstor Portocarrero que he debido escuchar mil veces desde la infancia ya sea cantada por doña Gladys Moreno, por algún cantante argentino cuyo nombre ahora no recuerdo y por supuesto por amigos (y con cervezas como dice la canción) que seguro todavía la tienen a buen recaudo en el repertorio. Esta versión del trío Oscar Grageda me parece absolutamente digna de compartir. Va la letra para que se entonen con esa “Tierra mía” que no es tan mía pero casi…

Tierra mía, mi canción como un lamento
va en las noches desde ignota lejanía
y en sus versos el recuerdo hecho armonía
sollozando por el monte lleva el viento.

En tu cielo de un azul inmaculado
son tus flores de un perfume sin igual,
desde el lago Titicaca te han cantado
mil sirenas con sus voces de cristal.

Sopocachi...de mis sueños juveniles
quince abriles, quién volviera hoy a tener.
Miraflores, mi refugio dominguero
sólo espero a tu regazo volver.

Y cantar mi serenata bajo tu luna de plata
cerca del amanecer
y entre amigos con cerveza disipar esta tristeza
y una nueva vida hacer.

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El antropólogo Richard Wrangham (currículo) dice en edge.org («The Edge Annual Question 2008«) en respuesta a la pregunta que podríamos traducir así: «¿De qué manera los hallazgos o argumentos científicos han cambiado su opinión?«

«Como la gente aún antes de Darwin, yo solía pensar que los orígenes de los humanos eran explicados por el consumo de carne. Pero tres epifanías han cambiado mi visión. Ahora yo pienso que cocinar fue el principal avance que nos hizo humanos«

Las epifanías a las que se refiere Wrangham son las siguientes:

1) El consumo de carne es un evento demasiado temprano como para explicar los orígenes humanos (data de hace 2.6 millones de años y el Homo erectus apareció hace aproximadamente 1.6 millones de años).

2) Los humanos están biológicamente adaptados para comer dietas cocinadas, y los signos de adaptación comienzan con el Homo erectus (dientes pequeños, intestinos de menor magnitud que otros homínidos).

3) Predominancia de la “evidencia biológica” de que el control del fuego data de una época anterior al límite propuesto por la arqueología (250 mil a 500 mil años).

Esta teoría surgió de observaciones que Wrangham llevó a cabo luego de dos décadas de investigación en Uganda. En Scientific American («Cocinando cerebros más grandes» – Enero 2008, Vol. 298 (1): 102-105) afirma, luego de consumir él mismo la dieta típica de los chimpancés:

«La fruta típica (que consumen los chimpancés) es muy indigesta, poco dulce (…), fibrosa y muy amarga. Algunas provocan arcadas»

Lo que le llevó a concluir que:

«Ningún humano podría sobrevivir mucho siguiendo esa dieta. Además del sabor, nuestras mandíbulas débiles, dientes pequeños e intestinos poco desarrollados habrían sido incapaces de machacar y procesar suficientes calorías a partir de las frutas para mantener nuestros grandes cuerpos»

Lecturas muy interesantes al respecto pueden hallarse en la literatura científica. Para muestra un botón:

«Nutrition for the selfish gene» (2009) Trends in Food Science & Technology Accepted Manuscript

«Cooking as a biological trait» Comparative Biochemistry and Physiology Part A 136 (2003) 35–46

«Great apes prefer cooked food» J Hum Evol. 2008 Aug;55(2):340-8. Epub 2008 May 16.

Les dejo un vídeo con información al respecto:

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 Acabamos de ver una sucesión de hongos nucleares. Por toda explicación recibimos tres frases y mucho humor negro:

 

La cuarta guerra mundial duró cinco días.

 

Los políticos finalmente resolvieron el problema del deterioro urbano.

 

2024 DC.

 

Basada en la novela homónima de Harlan Ellison «A Boy and his dog»  (LQ Jones) es una película de 1975 que relata la vida de Vic (Don Johnson, sí: el de Miami Vice) y su perro Blood (Tiger) en un escenario postapocalíptico provocado por la tercera ¡y la cuarta! guerras mundiales. En una de las primeras escenas y en medio del desierto Vic está caminando y conversando con alguien que no vemos en dirección a un refugio. Tienen la siguiente conversación:

(Habla Vic)  La tercera guerra mundial. Caliente y frío. Duró de…

– Espera. Mujer. Una pandilla la tiene, 114 metros. Uno más, esperando a moverse, a 68 metros.

(una mujer grita: ¡No!…¡apestosos! ¡aléjense de mí!, ¡No!… ¡Ayúdenme!, ¡ayúdenme!)

(a lo lejos hablan unos desconocidos: -Sí, sí. Hey, ¿viste como se sacudió cuando la corté?)

(Vic hace el ademán de dirigirse al refugio. Lo interrumpe «la voz»):

– Espera, uno más.

(efectivamente el último de los asaltantes sale del refugio. Por fin vemos a quien corresponde «la voz»)

– Estás continuamente reaccionando de más. No tengo la menor idea de como he conseguido mantenerte vivo tanto tiempo.

 

Si no lo han adivinado la voz paternal y cantante por supuesto corresponde a Blood, el perro. Como explica Joanna Russ (ATENCIÓN: El artículo tiene spoilers):

 

«Vic, el chico, sobrevive (con la ayuda de Blood, su perro telepático) en una América arruinada, estéril y devastada por la guerra en la cual la violación y el asesinato son comunes»

 

Blood y Vic

Blood y Vic

En la superficie de este mundo postapocalíptico las mujeres son un bien de consumo. La relación de Vic y Blood está basada en una especie de trueque: Vic consigue comida y Blood olfatea mujeres para el muchacho. Vic no planea ni vislumbra nada mejor en el horizonte que el siguiente revolcón. En contraste, Blood, que es probablemente el ser vivo más inteligente e instruido de todos los vistos en la película, piensa en un lugar -mítico quizá- «más allá de las montañas» donde la pareja de amigos debería dirigirse. Los impulsos sexuales de Vic le provocan una enorme repulsa. Por ejemplo se refiere a él de la siguiente manera:

 

(Blood «hablando» consigo mismo) – El muy cerdo. No presta la menor atención a mis indicaciones.

(Y con Vic) – Alguna veces eres tan ignorante como cualquier vagabundo. La mínima señal de una hembra y dejas la precaución al viento, tus ojos se ponen vidriosos, las glándulas se hinchan y el cerebro se congela.

(…)

– Eres muy gracioso cuando estás sexualmente frustrado.

 

Cierto día en el que Vic roba alimento a un grupo de merodeadores consigue llamar la atención de tres extraños que lo observan diciendo «Ese es nuestro muchacho. Pongan el queso«.

El queso para este ratón hipersexuado no podía ser otro que una fémina que Blood «huele» en medio de una multitud que asiste a una especie de cine que proyecta películas snuff. Esta mujer pasa desapercibida pues está disfrazada como un varón. Cuando acaba la función el perro y su amigo la siguen a un edificio en ruinas. Ahí Blood se queda vigilando en la entrada y Vic ingresa buscando a su presa. Tras contemplarla cambiándose se abalanza sobre ella. Cuando está preparándose para poseerla ella lo mira fijamente y le pregunta «¿Cómo te llamas?» y él responde «Vic» como un adolescente primerizo. Incapaz de reaccionar de otra manera Vic responde a esa mirada que lo desconcierta con furia y tras amenazarla sin convicción comienza a envolverse en las redes que el queso le ha tendido. Le pregunta:

– ¿Cuál es tu nombre?

– Quilla June Holmes.

La irrupción de Blood interrumpe el momento. Una pandilla tiene rodeado el edificio. Vic decide enfrentarlos en lugar de entregar a la chica y huir. Cuando logra alejarlos va en pos de Quilla que inesperadamente consiente en acostarse con él. En completo dominio de la situación Quilla le propone que la acompañe al «mundo inferior» donde ella habita -obviamente dejando atrás a Blood. Airado Vic sugiere que los tres sigan en la superficie. Para Blood la sola mención de que la intrusa se les una es una estupidez. Cuando Vic regresa con Quilla ella lo golpea en la cabeza y huye. Pero Quilla ha dejado atrás algo que el sagaz Blood identifica como una tarjeta para ingresar al «mundo inferior». Blood intenta convencer a Vic de que no siga a Quilla pero la propuesta es demasiado tentadora como para no aceptarla. A pesar de la oposición de Blood los amigos se separan.

 

Lo que Quilla dejó tras de sí

Lo que Quilla dejó tras de sí

 

La vía de entrada al mundo inferior

La vía de entrada al mundo inferior

Vic, voy a extrañarte mucho...

Vic, voy a extrañarte mucho...

¿Qué encontrará Vic en el «mundo inferior»? Yo prefiero repetir lo que dice Andrei Bitov («El profesor de simetría»):

 

«En todo caso ahí va mi consejo: no acepte jamás propuestas atractivas (…) porque usted considera todas las propuestas como un regalo, como una aventura o como el destino (…) Rechace cualquier propuesta: Siempre es diabólica. Por ello, éste es el cielo de la auténtica Troya«.

Luego de una estancia más o menos prolongada y azarosa Vic y Quilla emergen del mundo inferior. Blood sigue esperando pero desfallece porque no ha comido en todo ese tiempo. Vic propone ir al pueblo a robar o comprar comida para salvar a su amigo. Blood responde que no es posible porque los merodeadores han tomado el pueblo. Le sugiere que lo abandonen y hallen un lugar donde permanecer vivos. Quilla trata de convencer a Vic de que eso es lo correcto. Le susurra que lo ama, que deben dejar a Blood. La escena se funde en la mirada vacía del muchacho que se debate entre la espada y la pared. El subtítulo de la película dice «Una retorcida historia de supervivencia». ¿Pueden estos seres en guerra permitirse el lujo de amar?

 ¡Vean esta película! (Pueden hacerlo en línea -no se preocupen por el «copyright»: ya es de dominio público- en http://www.archive.org/details/A_Boy_and_His_Dog

Como suele suceder en estos casos nadie sabe precisar de donde llegó el nombre. Y como vemos no llegó para quedarse: por sugerencia de la OMS la «influenza porcina» pasará a llamarse influenza humana AH1N1. La FAO demostró más cordura al sugerir la enmienda porque al no existir evidencia científica del origen porcino del virus esa designación solo satanizaba a este tipo de artiodáctilos (ver nota) y puesto que en México el consumo es tradicional y altísimo (no en vano las carnitas se venden por kilos) a pesar de esa máxima que hipócritamente reza «el cerdo es malo« (lo cual me recuerda a un escuálido amigo de mi abuelo -ahora centenario- que ya se veía senil y de salud precaria en mi infancia pero que comía el triple que el común de los cristianos a pesar de decir que si era posible le sirvieran «una nadita») el resultado es la contracción de las ventas para los porcicultores y en otras partes del mundo la prohibición de las importaciones de carne de cerdo (sobretodo proveniente de México) o en caso extremo la decisión de sacrificar a estos animales (como en Egipto). Esto demuestra como una comunicación deficiente de parte de las autoridades hacia nosotros puede derivar en un ambiente de desconfianza propicio para la especulación y la paranoia. Hoy por ejemplo los gobiernos federal, del distrito federal y del estado de México presentaron datos de la epidemia en sendas conferencias de prensa. No solo preocupa que las cifras de unos y otros sean diferentes sino que las autoridades afirmen que hablan de casos confirmados cuando se supone que todas las muestras sospechosas son canalizadas por salubridad para ser analizadas en Estados Unidos lo cual haría imposible pensar en discordancias de los datos: sin embargo (la cosa) se mueve. Y para colmo de males la OMS también presenta cifras que son absolutamente incompatibles con cualquiera de los reportes locales. Así que saber como estamos, algo que intuitivamente parece esencial, es lamentablemente imposible a menos que tomemos por buenos los datos de la OMS (lo cual es muy razonable):

 

«Influenza A(H1N1) – update 8.1

1 May 2009 — The situation continues to evolve. As of 23:30 GMT, 1 May 2009, 13 countries have officially reported 367 cases of influenza A(H1N1) infection.

The United States Government has reported 141 laboratory confirmed human cases, including one death. Mexico has reported 156 confirmed human cases of infection, including nine deaths.

The following countries have reported laboratory confirmed cases with no deaths – Austria (1), Canada (34), China, Hong Kong, Special Administrative Region (1), Denmark (1), Germany (4), Israel (2), Netherlands (1), New Zealand (4), Spain (13), Switzerland (1) and the United Kingdom (8).» 

 

Casos totales en el mundo: 367 y en México 156 (y nueve muertes confirmadas). 

Pero lo que nadie comenta es que existen reportes inusitadamente elevados de brotes de influenza A y B a partir de febrero 2009 (comparados con años precedentes). En estos casos las autoridades sanitarias no registraron defunciones. Tres reportes llaman la atención en el grupo: aquellos del INER, Mexicali y San Luis Potosí. Esos parecen los focos de lo que ahora llamamos influenza AH1N1. 

 

Brotes de influenza

Brotes de influenza

El brote del 2009

El brote del 2009

 

Esto puede leerse en el siguiente documento: «Intensificación
 de 
la
Vigilancia 
Epidemiológica 
ante
 el
 aumento 
en 
la 
transmisión 
de
 influenza
 estacional
 con 
presencia 
de 
casos 
de 
neumonía
 grave 
de 
rápida 
evolución 
en 
México
»

Sueño dorado de un ateo: ayer, salvo contadas excepciones (catedral, Guadalupe) no hubo misas en todo el DF. Y aún esas misas fueron ante escaso público y a puerta cerrada, lo cual cuesta entender pues a pesar del cubrebocas esa aglomeración supone riesgo para la grey. Pero por lo menos es un avance respecto a aquellos tiempos remotos en los que las misas y los rezos eran parte del corpus en el tratamiento y prevención de enfermedades. Bien dice un filósofo francés (Émile-Auguste Chartier) cuyo libro «Mira a lo lejos» encontré de paseo una noche estival en Mérida: la oración es una instancia en la cual resignamos nuestra racionalidad para acudir a instancias sobrenaturales en busca de resignación, consuelo y favor divino. El mensaje oficial del cese de los oficios religiosos vino acompañado de un mensaje precautorio: los feligreses podían pasar a orar. ¡Faltaba más! Podríamos traducir: deseosos de autoengañarse son bienvenidos.

Siendo tan fácil creer no sorprende lo que se lee en internet. Sin ir lejos, en wordpress. Por ahí ví un post (prometen ser varios) en el que se afirmaba que el virus de influenza porcina había sido «creado en el laboratorio», que detrás de esto estaba la corporación (Roche) que comercia el Tamiflu y el siniestro Donald Rumsfeld. Según la nota el virus era un híbrido de los virus de influenza humana, porcina y aviar lo cual explicaba su virulencia (agresividad). El autor sostenía que la situación era controlada por los militares y para dar credibilidad a su argumento publicaba una foto con amenazantes uniformados en servicio, armados como si se tratara de un estado de sitio, y claro, con cubrebocas.
Lo lamentable no es que circule tanto sinsentido, porque cada quien puede publicar lo que le plazca, sino que tanta gente dé por buenas cosas así (ayer fue un post destacado). Como sea terminamos postergando el evento del que hablé el sábado («epidemia»), cerraron los cines, teatros, hubo fútbol a puerta cerrada, cancelaron conciertos, hubo gente que huyó a Morelos, recetaron informativos y entrevistas a médicos hasta en el programa de Chabelo y con un mundo pleno para disfrutar terminamos viendo (es un decir: no veo televisión) una televisión de quinta. Y de último momento, y como dice la frase: «éramos muchos…, y parió la abuela» acaba de temblar y se disparó la alarma antisismo. ¡Ya viene Godzilla!

Epidemia 2.5: Pasamos a fase 4 de nivel de alerta. En El País (28/04/2009 por la zona horaria) explican:

 

«La Fase 4 se caracteriza por la verificación de que un virus de gripe de origen animal o humano y animal se ha transmitido entre personas con la capacidad de provocar brotes localizados. La capacidad del virus de causar brotes sostenidos de la enfermedad en una población marca un cambio significativo en el riesgo de pandemia. Cualquier país que sospecha o ha verificado este hecho debe consultar inmediatamente con la OMS para evaluar la situación de manera conjunta y decidir la implementación de una operación de contención rápida de la pandemia. La fase 4 indica un aumento significativo del riesgo de pandemia pero no significa necesariamente que la pandemia se haya producido».

 

Los restaurantes abren hasta las 6 pm. Hablé demasiado pronto. Otra vez Milenio publica en primera plana (también ver nota Reuters  y este post que tiene una foto imperdible):

 

«Tres siglos después. Este domingo se realizó alrededor de la catedral una procesión con el Cristo de la Salud, protector ante epidemias; la última vez que salió fue en 1691…»

 

Si orar es un recurso virtual esto de la procesión ¿será un gadget plus ultra del catolicismo? y hablando del nivel de la televisión en México -muy a propósito de esto- para muestra un botón (mucha atención a la voz en off con ese sesudo «En México cada uno tenemos (sic)«):

 

 

 

Minuto cuarenta y algo. Mucho calor y nosotros dando cuenta de los patacones, la carne asada y otras delicias paisas. Estamos prácticamente en la acera y del otro lado de una jardinera testimonial se han agrupado vendedores (en el hotel el encargado nos advierte del poder de convencimiento de los que hacen la calle. Puntualiza: «No se dejen engañar») y jornaleros. Han de ser media docena. Precisamente ahora no nos quieren vender algo. Están ahí mirando, o mas bien esperando que Messi y los suyos inventen alguna maravilla y el gol o los goles terminen por caer. Y yo confieso, con toda la mala leche de la que soy capaz -rivalidad mediante- que siento envidia porque imagino que mi equipo (el Real Madrid) no suscita esas emociones en el «hombre común». En cualquier momento estallará la fiesta cuando alguno de los chicos de Pep la emboque. Es lo habitual. Ya ni recuerdo la última vez que este equipo perdió por la Champions. Así que me concentro en mi comida y que no le falte algo para bañarla. Puro pudor de madridista: Mejor llevar la fiesta en paz y dejar que los demás también tengan la suya. Pero Lampard y Drogba no opinan igual. Y para mayor escándalo todo comienza con Messi, que esta vez la pierde. Luego tres toques y precisamente el tercero es el consabido «pase a la red». Diría el cronista «¿Pero cómo (fue) la pelota a la red? (Después de todo estamos en Colombia).  No me reprimo y festejo el gol. Desastre culé…alegría en Chamartín (no en vano Rosell parecía hace poco uno más del Munich). Tampoco espero que la vuelta en el Camp Nou depare tantas alegrías.
Una actualización: unos días después ví el RM vs Barca con resultado ya por todos conocido. La gran mayoría de los parroquianos eran culés no sé si de pura cepa, pero sí de muy malos modos (por lo menos para la causa de los vikingos). En menos de 5 minutos llegaron los goles: El de Sánchez acompañado de gritos y vivas. El de CR festejado más o menos por lo bajo, salvo por 3 «aficionadas» que se la pasaban aupando al bicho con un enervante «Dale Cristi» (y luego decimos que porque nos odian). Y en el fondo yo haciendo sonar, como un apaga volcanes, las sagradas notas del «Hala Madrid». El vehículo del (casi) alirón es el Audi A7.

Dice Robertson Davies (Mantícora) en la voz de David Staunton, citando la subvoz de Boy Staunton algo así como «sólo compra lo que necesites, todo lo demás realmente es basura» (la frase tiene algo -inevitablemente- de mi cosecha). En un tono similar Eco menciona como sólo ciertos niños sin virtud, alentados por unos padres consentidores eran capaces de pasearse llevando un par de helados en las manos (dos de menor dimensión, eso sí, pero por el mismo precio que un solo -y modesto- cono) aún cuando la mayor parte de esas pequeñas delicias fuese a parar al irregular suelo de alguna ciudad italiana de posguerra. ¡Y todo por el simple hecho de poder hacerlo así!
Efectivamente la moral de antaño nos prefería espartanos. La de hoy (aquel hoy, que es muy parecido a este otro) nos quiere sibaritas.

Jorge Volpi cita una historia llamada «Los papeles del dragón típico» (Ignacio Padilla) a propósito del asunto migratorio:

Un día el dragón de los cuentos extravía sus papeles -aquellos que lo acreditan como dragón- y a partir de entonces ninguna princesa acepta ser raptada por él y ningún príncipe quiere combatirlo. Poco a poco deja de ser relevante y al final se desvanece. Carecer de papeles significa dejar de existir. O, en nuestro mundo, dejar de ser visto como humano.

(«Perder los papeles». El País 27/06/2008)

Nuestro mundo ha desarrollado una enorme habilidad para privar a las personas de sus derechos basándose en convenciones, en prejuicios: «Eres muy joven / eres muy viejo»; «no sabes, eres mujer»; «eres listo… para ser negro». El ejemplo de Volpi pone el dedo en una llaga de absoluta actualidad (sin embargo pienso que se hace poco más allá de la retórica). Quiero referirme a otros dos. Por casualidad hoy ví «Something the Lord Made» (textualmente «Algo que el Señor hizo», HBO, 2004). Se trata de la historia de Vivien Thomas, técnico negro que asistió en la concepción y puesta en práctica del tratamiento quirúrgico para una enfermedad cardiaca llamada tetralogía de Fallot. Lo curioso es que Thomas no era médico. En realidad no pudo serlo entre otras cosas porque le tocó vivir durante la gran depresión, período en el que trabajó junto a Alfred Blalock (cirujano) en la universidad de Vanderbilt primero como empleado de limpieza, asistente y luego como investigador en técnicas quirúrgicas. Luego acompañó a Blalock cuando este último fue contratado por la prestigiosa universidad John Hopkins, sitio donde Helen Taussig (cardióloga pediatra) involucró al equipo en la búsqueda de una solución quirúrgica para el Fallot. Dicho procedimiento fue llevado a cabo en noviembre de 1944 gracias a las investigaciones de Thomas. Sin embargo el reconocimiento oficial fue para Blalock y Taussig debido a la segregación racial. Esta injusticia duró hasta 1975, cuando la universidad reconoció la labor de Thomas y le concedió un doctorado honorífico en leyes. Justo premio para un autodidacta.

El otro caso es el de Hamilton Naki, un sudafricano cuya historia recuerda la de Thomas. Así lo relata Caroline Richmond en el British Medical Journal (25/06/2005):

Cuando Denise Darvall (26) fue arrollada por un vehículo camino a comprar un pastel en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, en 1967, sufrió severas lesiones craneales y disparó una operación que hizo historia. A pesar de ser considerada en muerte cerebral al arribar al hospital, su corazón estaba saludable y continuaba latiendo. Su cuerpo fue encomendado a las manos de Hamilton Naki que de manera experta removió su corazón y se lo dió a Christiaan Barnard (…) (que) luego lo trasplantó a Louis Washkansky (57).

Huelga decir que Naki, antiguo jardinero en la universidad de Ciudad del Cabo y posterior asociado en el laboratorio de cirugía experimental, tampoco fue reconocido por su participación en este suceso. De haberlo sido la ley imperante en aquel entonces (el apartheid) lo habría criminalizado.

Thomas y Naki, héroes y genios que -como el dragón típico de Padilla- carecieron de papeles y como aquella criatura sobrenatural se podría decir que «desaparecieron». Pero afortunadamente volvieron a materializarse cuando lo que terminó desvaneciéndose fue el prejuicio, aquello que el hombre hizo.

Hamilton Naki

Dr. Vivien Thomas